En general, las
manifestaciones que tienden a presentar los niños esquizofrénicos incluyen
alucinaciones, delirios, desorganización del pensamiento y problemas del lenguaje,
emoción inapropiada, alteraciones de la conducta motora, falta de interacción
social, trastorno de las funciones intelectuales y en menor medida intentos de
suicidio y trastornos psicosomáticos.
Alucinaciones: las
alucinaciones podrían definirse como falsas percepciones que se producen en
ausencia de estímulos específicos e identificables. Pueden aparecer asociadas a
cualquiera de los sentidos, pero las alucinaciones auditivas suelen ser las más
habituales en los niños esquizofrénicos.
En muchos casos
el niño afirma oír voces que emiten órdenes y acusaciones o que hacen
comentarios sobre su comportamiento. Suelen ser voces que percibe como
procedentes de fuera de su cabeza. Las alucinaciones visuales, táctiles,
gustativas y olfativas son menos frecuentes.
Delirios: los
delirios son entendidos como interpretaciones erróneas de la realidad pese a
que exista evidencia clara de lo contrario. En ese sentido, suponen una
alteración del contenido del pensamiento.
Los niños
aquejados por un trastorno esquizofrénico normalmente no son capaces de
distinguir las fantasías mórbidas o delirios de la realidad. En general, a esta
edad los delirios se refieren a preocupaciones sobre le propio cuerpo o sobre
la orientación temporo – espacial. Son típicos los delirios que hacen alusión a
habilidades para volar, poderes sobrenaturales, demonios o a la existencia de
personas o máquinas dentro del cuerpo. En ocasiones se han observado ideas
persecutorias, que son menos elaboradas según más pequeño sea el niño.
Desorganización
del pensamiento y problemas de lenguaje: la desorganización del pensamiento se
refiere a la estructura u organización del pensamiento, no a su contenido. La
falta de organización de un niño esquizofrénico se manifiesta a través de su
habla. En algunos casos puede manifestarse en ausencia total del habla,
mientras que en otros aparece en forma tardía, hacia los cuatro o cinco años y
se caracteriza por presentar asociaciones vagas.
El lenguaje no
parece seguir una lógica, y suele ser bastante incoherente e incomprensible,
ocurriendo saltos de un tema a otro a lo largo del discurso. La pobreza de
contenidos es otra característica del lenguaje del niño esquizofrénico, en el
sentido de que transmite muy poca información porque el mensaje es vago y fragmentado.
Por otro lado,
es frecuente la aparición de ecolalias o repetición sistemas tica de palabras o
frases que acaban de oír. Son también comunes las inversiones pronominales,
tales como sustituir el “yo” por el “tú”, e incluso puede aparecer un mutismo
secundario. En contados casos se observa un gran dominio verbal del niño, quien
puede incluso aprender lenguas extranjeras con gran facilidad o inventarse una
nueva lengua, lo significativo del lenguaje de este niño es que no tienen una
función comunicativa.
Falta de emoción apropiada: los niños
esquizofrénicos normalmente presentan un aplanamiento afectivo, en el sentido
de que manifiestan pocas emociones, tanto en sus gestos como en su voz duelen
ser inexpresivos. La interacción con ellos tiende a ser difícil debido a su
indiferencia afectiva.
Sin embargo, es
también frecuente la aparición de respuestas emocionales o cambios de humor
inexplicables e inapropiados, tales como reír, llorara o enojarse son que
aparentemente existan razones externas que los justifiquen. Son también características
las crisis de angustia agudas, que suelen acompañarse de agitación y cólera de
tipo hétero y auto agresivas, que tienden a aparecer de forma espontánea sin
estimulación aparente, tras un cambio repentino en el entorno o como
consecuencia de pequeñas frustraciones.
Alteraciones de
la conducta motora: pueden aparecer episodios de gran agitación y actividad
motora, conductas agresivas difíciles de controlar, torpeza y mala
coordinación. Asimismo, el niño puede permanecer en una postura rígida o extravagante
durante horas, mostrando resistencia a los intentos de otros por cambiarla.
Los
comportamientos de rituales o estereotipias se observan también con frecuencia
en estos niños, se trata de movimientos repetitivos y rítmicos que en general
afectan a las manos, a la cara, a la cabeza, a la marcha y al cuerpo en su
conjunto.
Aislamiento y
falta de contacto interpersonal: los niños esquizofrénicos manifiestan una
importante incapacidad para comunicarse con su entorno. Es frecuente que
presenten problemas de retraimiento y asilamiento social, así como dificultades
para hincar interacciones sociales, altos niveles de ansiedad social, falta de
habilidades sociales y escasa comprensión de las normas sociales básicas.
Suelen
manifestar ausencia de empatía y desinterés por otras personas, tendiendo a
evitar el contacto visual y en raras ocasiones aceptan el contacto físico. A
veces el intento de contacto por parte de las personas da lugar a violentas
crisis de cólera y agresividad, pudiendo estar dirigidas hacia sí mismo o hacia
otros.
Trastorno de las
funciones intelectuales: en general, estos niños suelen manifestar deficiencias
cognitivas en comparación con los niños normales. Las dificultades para centrar
la atención, el mayor tiempo de latencia en la respuesta y la falta de
concentración son comunes. También pueden presentar dificultades en la
organización temporo espacial y rítmica y en la integración del esquema
corporal.
Intentos de
suicidio: en algunos adolescentes esquizofrénicos se ha encontrado ideación
suicida e intentos de suicidio. En estas personas suele aparecer una mayor
presencia de alucinaciones auditivas o delirios.
Normalmente
suele aparecer en jóvenes con educación universitaria, aquejados de un
trastorno esquizofrénico crónico con crisis y mejoría y concientes de los
efectos de la esquizofrenia. Todo lo cual genera un miedo elevado a una
posterior desfiguración, lo cual les lleva a desarrollar expectativas negativas
acerca de su vida y de su futuro.
Trastornos
psicosomáticos: en estos niños, es posible la aparición de alteraciones del
sueño en el primer semestre de vida, pudiendo persistir durante meses e incluso
años. El insomnio puede ser tranquilo, en el que el niño tiene los ojos
abiertos, pero parece tranquilo y no requiere la presencia materna, o puede ser
agitado, caracterizado por llantos, gritos e imposibilidad de tranquilizarlo
durante horas.
También son
comunes los trastornos alimentarios desde el primer semestre de vida, tales
como anorexia, succión insuficiente o vómitos repetidos. Suele ser frecuente el
retraso en el control de esfínter o ser éste muy precoz.
Es importante
destacar que ninguna de estas manifestaciones tomadas aisladamente es
determinante de este trastorno, sin que su combinación, unida a su persistencia
o agravación a lo largo del tiempo, son criterios fundamentales para considerar
la aparición del trastorno en el niño o adolescente.
En relación a
las etapas evolutivas, se ha observado que desde el nacimiento hasta los dos
años de edad, los niños presentan un retraso en la motricidad gruesa y /o en el
desarrollo vasomotor, desarrollo psicomotor desorganizado y retraso en el
crecimiento esquelético.
Suele darse la
aparición de moderados a severos trastornos psicopatológicos y problemas de
conducta entre los tres y seis años. Los déficit cognitivos y moderados
trastornos psicopatológicos aparecen hacia los diez años de edad, y la
aparición de un trastorno esquizofrénico se da propiamente tal en la
adolescencia o en la edad adulta.