miércoles, 28 de octubre de 2009

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Desde los primeros años escolares, se observan diferencias en los niños, respecto de la actitud con la que enfrentan sus obligaciones. Hay pequeños que esperan que los padres solucionen todos sus problemas, otros son excesivamente responsables e incluso llegan a enfermar por tratar de cumplir con las obligaciones. Un término intermedio es el objetivo a lograr y sólo se puede hacer entregando confianza en el hijo, señalando con claridad lo que se espera de él, de acuerdo a su desarrollo, sin sobre exigir, se les debe entregar la responsabilidad de sus deberes, creando un hábito que como su significado lo dice, tiene que ser constante, a diario, en horarios similares, incluso durante los fines de semana.

martes, 27 de octubre de 2009

LUNA OLVIDA SUS MATERIALES

La mamá de Luna acude a la librería, llega justo antes de cerrar, sabe que no tendrá tiempo suficiente en la semana para comprar la larga lista de materiales para su hija, y como suele suceder con los hijos, Luna sólo recordó su lista el domingo por la tarde, “en fin” dijo la madres, “cuando crezca aprenderá a ser responsable con su colegio”. Sin embargo al llegar a casa, Luna se encontraba viendo por décima vez “magadascar”, acostada en la alfombra de la sala absorta en los dibujos ni siquiera prestó atención cuando su madre le preguntó si tenía lista su mochila para el día siguiente. Sólo reaccionó, aunque sea para protestar, cuando la madre apaga el televisor. “¿Por qué no has hecho tus deberes?” le pregunta, ella responde que más tarde, “cuando me vaya a acostar”, “¡No!” agrega la madre, sabiendo que Luna debe bañarse y acostarse temprano, ya que demora mucho tiempo levantarla por las mañanas. “Pero mamá, ¡ni siquiera vi el final!” alega la niña. La madre ya enojada vuelve a decir, esta vez con la voz más alta, que le había pedido ordenar sus cosas antes de ir a comprar sus materiales, “que ya habías olvidado”, remata. Luna, evidentemente enfadada con su madre se dirige a su habitación y a regañadientes revisa su horario para el día lunes. “Menos mal que me toca educación física”, piensa Luna, ya que ello le permite ir sin su uniforme escolar. Como todas las mañanas Luna se levanta algo más tarde que su hermano, por lo que debe apurarse para estar lista a la hora acostumbrada. Afortunadamente llegan a la hora y Luna va contenta con su equipo de gimnasia, sin embargo, una sensación de vértigo le sobrevino cuando vio a todos sus compañeros con el acostumbrado uniforme escolar, sólo ahí recordó que la profesora les había enviado una nota a sus padres informando que las clases de educación física se habían cambiado de horario, en vez de ello, hoy tenía clases de Arte. Era la primera hora de clases y luego de responder a sus amigos porqué tenía el otro uniforme, pensó que durante el recreo podría llamar a su mamá para que le llevase sus materiales, no sin antes recibir un nuevo “reto” de su parte. Cuando por fin convence a su hermano de que le preste dinero para usar el teléfono, logra comunicarse con su mamá. Ella guarda silencio por unos segundos al escuchar a su hija, “lo siento”, le dice, “en estos momentos estoy en una reunión importante y no puedo dejar todo botado porque se te han olvidado tus deberes, otra vez”. Luna no sabe qué hacer, su papá está de viaje y sólo llega el miércoles. Cuando llega la hora de la clase de Arte, su profesora le pregunta porqué no ha llevado sus materiales, Luna a punto de llorar le dice con voz tenue, que los ha olvidado, “¿pero no mostraste la nota a tus papás?”, le pregunta, “no, se me olvidó también”, señala la niña. “Bueno, en castigo deberás ayudar a tus compañeros y la próxima clase deberás traer tu trabajo listo”, le dice la maestra en tono comprensivo, pero firme.

Por la noche, Luna se encuentra muy nerviosa, sabe que su mamá querrá hablar con ella y por el tono de voz al teléfono, sabe que no estará contenta. Antes de que ella llegue, y sin que nadie se lo recuerde, prepara sus cosas para el día siguiente, incluso su ropa y zapatos. Al llegar su madre, se acerca a su cama y sabiendo que no está dormida, le explica que debe hacerse responsable de sus deberes, ya en el colegio, las obligaciones son mayores y los profesores más exigentes, agrega que ella pude jugar y ver televisión, sin embargo, “tiene que haber mayor preocupación”, señala. Aunque esta ha sido la primera vez que sucede, la madre ha visto que Luna “ha relajado sus deberes”. Le pide que de ahora en adelante, prepare sus cosas con anticipación, revisando sus cuadernos y libretas todos los días, avisándole cuándo necesita algún material especial. “No basta con tratar de recordar lo que debes hacer” añade, Luna responde positivamente, sabe que ha sido “un poco irresponsable” y que sus padres esperan algo más de ella.