Etimológicamente
el término Educación proviene del latín educare, que quiere decir criar,
alimentar, nutrir y de exducere que significa llevar a... sacar afuera.
Entre los tipos
de educación, se da la educación formal intencionada que es aquella
proporcionada por las instituciones educativas y la informal o asistemática que
proviene de las experiencias personales de las personas.
La educación tiene
dos grandes motores: Heteroeducación y Autoeducación. El primero, es un proceso
educativo impuesto, en el que el individuo es formado y el segundo, la
autoeducación se da cuando el individuo mismo busca la información y trata
de integrarla a su cúmulo de
conocimientos. Lo ideal es que ambos "motores" estén complementados
para que la educación sea un proceso que dé al individuo las herramientas,
medios e instrumentos necesarios para la configuración de sus conocimientos.
El proceso
educativo es extenso y complejo, en él se observan básicamente tres fases:
La educación
como desarrollo: en esta fase es el educador quien impulsa los cambios de los
conocimientos en el educando.
La educación
como disciplina surge cuando se
guía el proceso, estableciendo
normativas para controlarlo o estimularlo.
La educación
como formación: el educador busca dar
orientaciones al discípulo, como
herramientas (hábitos) para la adquisición.
Por otra parte,
son muchos los autores que han tratado de definir la Educación.
El término
Educación ha sido objeto de estudio desde tiempos antiguos, Platón (filósofo
ateniense, discípulo de Sócrates) la define “como un proceso de
perfeccionamiento y embellecimiento del cuerpo y el alma”.
Este filósofo se
encarga de destacar las tres
funciones principales de
la Educación, las cuales aún
están vigentes; estas funciones son:
la formación del
ciudadano;
la formación del
hombre virtuoso; y
la preparación
para una profesión.
Gastón Mialaret,
en su obra Ciencias de la Educación, señala tres sentidos como parte del
proceso educativo. El primero correspondería
los llamados mass media o bien, a
la denominada educación francesa (andragogía, educación religiosa,
animación cultural, etc).
El segundo
sentido es el de la educación como resultado de una acción que prepara a los
jóvenes adaptándolos a la vida, más que a la preparación intelectual que
reciben en las instituciones escolares formales.
El tercer
sentido al que hace referencia es a la retroalimentación que se da entre los individuos
inmersos en el proceso educativo.
Ortega y Gasset
hace referencia a Kerschensteiner, quien dice que “el fin general de la
educación es educar a ciudadanos útiles que sirvan a los fines del Estado y de
la Humanidad. Ortega y Gasset niega esto, habla de la formación del ciudadano
como uno de los tantos fines de este proceso, haciendo referencia a todos los
aspectos de la vida del individuo. Si educamos con la intención única de formar
ciudadanos útiles a los fines del estado, se forman individuos para el ayer.
También ha sido
definida, la Educación como “la
formación del hombre por medio de una influencia exterior consciente o
inconsciente o por un estímulo que si bien proviene de algo que no es el
individuo mismo, suscita en él una voluntad de desarrollo autónomo conforme a
su propia ley”.
Según
Suchodolski, para argumentar el desarrollo de la civilización, surgen dos
tendencias: la tradicionalista, inspirada en las costumbres heredadas de las
generaciones anteriores y recriminando el progreso de la civilización. Y la
segunda: la modernista, propiciada por
quienes defienden y apoyan el desarrollo
de la civilización: el progreso tecnológico.
Cada tendencia
tiene su propio punto de vista con respecto al concepto de educación: la
tradicionalista se atiene a la tradición pedagógica con el propósito de
edificar sobre sus bases al hombre eterno. Su programa de enseñanza se basa en
la enseñanza de los idiomas modernos, el conocimiento de la cultura antigua y
en los valores perennes. La modernista adapta los conocimientos de la nueva
generación a las condiciones de la vida contemporánea.
La literatura
nos habla también de “La Educación como la acción ejercida por las generaciones
adultas sobre aquellas que no han alcanzado todavía el grado de madurez
necesario para la vida social. Tiene por
objeto el suscitar y desarrollar en el niño un cierto número de estados
físicos, intelectuales y morales que exigen de él tanto la sociedad política en
su conjunto como el medio ambiente específico al que está especialmente
destinado”.
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