viernes, 31 de enero de 2014

Trastorno de ansiedad en la infancia, ansiedad y miedos


La ansiedad y los miedos son fenómenos universales que forman parte del entramado del desarrollo humano. Así, el miedo a la separación, la timidez social, el miedo al fracaso, el miedo a la oscuridad, a los animales o a las pesadillas, forman parte de los problemas cotidianos de la infancia.

 
Los conceptos, ansiedad, miedo, angustia y estrés han sido utilizados de manera distinta por las personas y los especialistas en salud mental. El miedo es una emoción producida por un peligro inminente y presente, por ello se encuentra estrechamente ligado a los estímulos que lo generan, por su parte la ansiedad hace referencia a la anticipación de un peligro venidero, indefinible e imprevisible, siendo la causa más vaga y menos comprensible para la persona. Así entendido, la ansiedad ha sido definida como miedo sin objeto, mientras el miedo es considerado como la ansiedad ante un estimulo determinado.
 

Los miedos constituyen una respuesta de activación fisiológica normal provocada por hechos nocivos o amenazantes, que capacita al organismo para reaccionar ante un peligro. Así son respuestas adaptativas que permite el niño adquirir habilidades para enfrentarse a situaciones peligrosas o nocivas. Por lo que se puede afirmar que son instintivos y universales, sin aprendizaje previo.

 
Aunque la ansiedad cumple una función de activación que facilita la capacidad de respuesta de la persona ante los peligros, cuando es excesiva en frecuencia, intensidad y duración, o aparece asociada a estímulos que no representan una amenaza real para la persona, produce alteraciones en el funcionamiento del sujeto y se considera patológica. Es en estos casos cuando se considera un Trastorno de Ansiedad.

 
De acuerdo a lo anterior, es clave poder determinar en qué punto es apropiado redefinir estos síntomas como trastornos emocionales. Algunos criterios que pueden esclarecer las diferencias con: la cronicidad, es decir, que perdura por un tiempo prolongado, la intensidad de los síntomas, la interferencia en el funcionamiento e interferencia con el proceso de desarrollo psicológico de la persona.

 

jueves, 30 de enero de 2014

Conceptualización histórica de la niñez y de la psicopatología


El estudio científico de la psicopatología infantil tiene poco más de un siglo, y se debe considerar que su constitución es el resultado de la confluencia de varias disciplinas, como son la pediatría, la psiquiatría, la neurología, la psicología y la sociología. Los aportes y progresos realizados en cada una de estas áreas de conocimientos han permitido la constitución y desarrollo de la psicopatología infantil.
 

Los trabajos realizados sobre la conducta muestran que desde la antigüedad existen referencias de las enfermedades mentales en los niños, aunque las ideas acerca de ellas y el modo de afrontarlas hayan sido diferentes según el momento histórico y el lugar.


No hay que olvidar que los que han sido designados como expertos en el tema de conducta anormal han representado generalmente las instituciones dominantes del momento, como son las religiosas, médicas, filosóficas, legales, políticas y científicas.


Antes, el niño no era reconocido, esperándose de él una conducta similar a la del adulto, pero sin sus derechos y considerándose propiedad de los padres para todos los efectos.
 

Otro aspecto es la gran mortalidad de niños, consideremos que dos tercios morían antes de los cuatro años debido a las enfermedades poco controladas, mala higiene en general y los problemas en la alimentación, y los sobrevivientes se consideraban como mercancía de gran valor ya que eran fuerza de trabajo. Por lo que nos damos cuenta de la falta de estatus del niño en la sociedad, que impedía verlos en otras dimensiones.


Cerca del siglo XVIII, a los trastornos del comportamiento en la infancia, se les atribuía un origen de posesión, malvados o idiotas. A partir del siglo XIX, se inician los esfuerzos por educarlos, en principio en asilos o instituciones para “idiotas” y posteriormente en refugios o escuelas para criminales, alborotadores o niños “retrasados”.
 

El movimiento de higiene mental y el movimiento de estudios del niño, a principios del siglo XX, proporcionan información al problema de los trastornos del comportamiento infantil, permitiendo actuar de forma más eficaz en la escuela y en sus casas.


En 1940, fueron descritos algunos síndromes severos en niños y se inician algunos programas educativos de tendencia psicoanalítica. Entre 1960 y 1979, se produce un rápido y gran crecimiento de los conocimientos tanto teóricos como prácticos, principalmente de la mano del conductismo.


Si bien los avances científicos de todas las áreas del conocimiento han incidido en el desarrollo de esta disciplina, la aplicación de estos aportes no habría podido realizarse si el concepto de infante o niño, con características específicas, no hubiese tomado posiciones en todas las áreas sociales.


La ausencia de una identidad independiente de la infancia y adolescencia ha impedido reconocer la importancia que tiene este periodo, así como sus características específicas. Estos hechos han incidido en el tardío desarrollo de la psicopatología del niño y del adolescente.


Los avances de la ciencia y los cambios de los valores sociales han ido perfilando la forma de aproximarse a la comprensión del comportamiento del niño y surge una concepción o visión vital para el abordaje de la psicopatología infantil, cuando se comienza a considerar al niño como un organismo en evolución cuya conducta cambia en el tiempo, según su nivel de desarrollo.

 

miércoles, 29 de enero de 2014

Normalidad


Al evaluar la conducta en el niño, cualquier juicio que establezcamos dependerá de los criterios que utilicemos para diferenciar la normalidad de la anormalidad. Así tenemos:

 

Normalidad como media: supone el considerar como normales aquellas conductas que se dan con mayor frecuencia en la infancia. Es importante, además valorar el momento evolutivo en que se produce el hecho, Así, no será lo mismo una conducta de excesiva dependencia hacia la madre en un niño de un año, que en uno de cinco. En este último caso se trataría de un retraso evolutivo.

 

Como problema, tenemos que muchos rasgos de carácter o características especiales de los niños serían patológicos según este criterio aún sin poder ser considerados como tales, como por ejemplo un niño extremadamente inteligente sería tan anormal como uno con un retraso mental.

 

Normalidad como ideal: esta idea tiene su origen en las teorías psicodinámicas, de acuerdo con las cuales, la normalidad completa se trataría de algo utópico. El desarrollo psíquico seguiría una escala evolutiva, cuyo eslabón final sería un equilibrio intrapsíquico completo. Evidentemente, la dificultad de este concepto reside en admitir la existencia de patología en prácticamente todas las personas.

 

Normalidad como ajuste: esto supone una aproximación más flexible al concepto de normalidad. Supondría la capacidad de adaptación del individuo al medio, de forma que todos aquellos síntomas que produjeses dificultades a nivel de las relaciones interpersonales, laborales, o en los rendimientos escolares, desde un punto de vista subjetivo o de acuerdo a un juicio externo, supondrían una patología.

 

Otra forma de evaluar la conducta sería siguiendo un criterio cuantitativo y cualitativo. Cuantitativo se refiere a que las conductas normales o anormales se diferencian en el grado o intensidad en que aparecen, por ejemplo una inquietud excesiva o una gran pasividad son sugestivas de conducta anormal. Lo cualitativo habla de una diferencia en la calidad y tipo de las conductas normales y patológicas. El caso más típico serían los síntomas psicóticos, que presentan una diferencia cualitativa clara con respecto a lo normal.

 

Para definir la conducta anormal, no hay un solo criterio, se podría dar una aproximación en función de:

 

  • Frecuencia e intensidad
  • De que los demás la perciban como irracional o incompresible
  • Que sea molesta para otros, daño
  • Que sea molesta para si mismo, sufrimiento
  • Conducta no adaptativa
  • Violación de normas éticas no escritas (implícitas)

 

Existen principios fundamentales para analizar estas características anteriores, que son:

 

-          No es necesario que se den todas

-          Ninguna es suficiente para que se de una patología

-          Siempre han de darse al menos dos de las características anteriores para que se de una patología

-          Ninguna conducta es por si misma anormal

Salud Mental


Entre las características de las personas con salud mental se encuentran las siguientes:

 

1. Estar satisfecho con uno mismo

- No estar abrumado por nuestras emociones de rabia, temor, amor, culpa, etc.

- Poder aceptar sin alterarse las decepciones de la vida

- Tener una actitud tolerante, despreocupada, respecto a la propia persona y a los demás. ser capaz de reírse de sí mismo

- No subestimar ni sobre valorar nuestras habilidades

- Respetarnos a nosotros mismos

- Sentirnos capaces de enfrentar la mayoría de las situaciones

- Saber disfrutar de las cosas simples de la vida cotidiana

 

2. Sentirse bien con los demás

- Ser capaces de amar y tener en consideración los intereses de los demás

- Ser capaces de mantener relaciones personales satisfactorias y duraderas

- Poder confiar, de manera adecuada, en los demás y sentir que los otros confían en uno

- Respetar las múltiples diferencias que se encuentran en la gente

- No aprovecharse de los demás ni dejar que nos utilicen

- Ser capaces de sentirnos parte de un grupo

- Se consideran partícipes de la sociedad y de sus circunstancias

 

3. Ser capaces de satisfacer las demandas que la vida nos presenta

- Enfrentar los problemas a medida que se van presentando

- Aceptar las responsabilidades

- Modificar el ambiente, cuando es posible, y ajustarnos a él cuando es necesario

- Planificar el futuro, enfrentándolo sin temor

- Tener la mente abierta a nuevas experiencias e ideas

- Hacer uso de nuestras habilidades y aptitudes

- Fijarnos metas que se ajusten a la realidad

- Ser capaces de tomar nuestras propias decisiones

- Conseguir satisfacción en poner nuestro mejor esfuerzo en lo que hacemos

 

Así, la persona mentalmente sana se adapta adecuadamente en:

  • El mundo social
  • El mundo propio interno, en el que se construye su realidad psíquica (sueños, fantasías)
  • El área de la experiencia cultural (arte, filosofía, religión, mitos), adquiriendo importancia el “saber jugar” y el “sentido del humor”.

 

Existen dos sistemas de clasificación de los trastornos mentales, el CIE 10 y el DSM IV. El CIE 10 corresponde a la décima clasificación de las enfermedades mentales de la O.M.S, en 1993, el DSM IV por su parte corresponde al manual diagnóstico y estadístico de las enfermedades de la A.P.A. (Asociación Americana de Psiquiatría) del año 1994.

*actualmente ya ha sido publicado el DSM-V,  con algunas modificaciones a los trastornos ya conocidos.

martes, 28 de enero de 2014

Concepto de Normalidad y Anormalidad


Para hablar de normalidad y anormalidad debemos saber primero qué es la salud mental. Según la Organización Mundial de la Salud, O.M.S.(1946), se define salud mental como: “estado de completo bienestar mental, físico y social, y no meramente la ausencia de enfermedad o dolencia”.

 

El concepto de salud hay que entenderlo de manera amplia e integral, y además, como el equilibrio entre el hombre y su medio ambiente, como una manera de vivir que suponga el desarrollo de la potencialidad humana, que permita el goce pleno y armonioso de sus facultades, para disfrutar de un bienestar individual y para participar en el progreso común. 

 

En cualquier caso, la salud, y por tanto la salud mental, se contempla como un proceso dinámico, por el cual todas las personas transitan en la vida, experimentando diferentes periodos en los que el grado de salud varía dentro de ese proceso continuo salud – enfermedad.

 

La salud mental es mucho más que la ausencia de trastorno mental. La salud mental es un estado en el cual todos queremos estar. Cuando hablamos de felicidad, tranquilidad, goce o satisfacción, casi siempre nos estamos refiriendo a la salud mental.

 

La salud mental también tiene que ver con la vida diaria de todos, se refiere a la manera como cada uno de nosotros nos relacionamos con otros en el seno de la familia, en la escuela, en el trabajo, en las actividades recreativas, en el contacto diario con nuestros pares, y en general, con la comunidad.

 

Comprende la manera en que cada uno armoniza sus deseos, anhelos, habilidades, ideales, sentimientos y valores morales con los requerimientos para hacer frente a las demandas de la vida.

 

No existe una línea divisoria que separe con precisión a la persona mentalmente sana de la que no lo está, debido a que existe toda una gama de grados en salud mental y no hay una característica singular que pueda tomarse aisladamente como evidencia de que se la posee.

 

Por otra parte, tampoco la ausencia de uno de esos atributos puede admitirse como prueba de “enfermedad” mental. Más aún nadie mantiene durante toda su vida las condiciones de “buena” salud mental.

 

Factores del desarrollo


El desarrollo, es un fenómeno que obedece a múltiples causas, por lo que existen, distintos factores implicados y cada uno en forma independiente o conjunta, puede estar incidiendo en el hecho que se produzca o no una transformación esperada.

 

Ya se dijo anteriormente que el desarrollo es un proceso total y continuo, multicausado, es decir, no existe una causa única que lo explique, sino que depende, por lo tanto, de la incidencia de distintos factores que se interrelacionan recíprocamente.

 

Este tema ha sido ampliamente discutido en psicología. Es así como desde el S. XIX, se ha tratado de determinar qué es más importante; lo que el individuo trae o lo que el individuo aprende. Hoy en día, la discusión y la investigación reconocen la importancia e incidencia en el desarrollo humano y se plantea que ambos factores, herencia y ambiente, contribuyen en forma conjunta y decisiva y buscan conocer cómo ambos factores influyen en el desarrollo y cuál es la relación que existe entre ellos.

 

Los factores clásicos del desarrollo son, por lo tanto; herencia y ambiente. Este último se divide en medio físico y medio social. La psicología del desarrollo, recurre a un tercer factor: equilibrio o síntesis integrativa de los factores del desarrollo, constituido por el desarrollo cognoscitivo.

 

El concepto de herencia, desde el punto de vista psicológico, se debe distinguir entre herencia estructural y funcional.

 

a.- herencia estructural es aquella que determina la organización biológica de un individuo y que tiene un carácter específico. Se puede entender a dos niveles; herencia general de la especie y herencia específica.

 

·        herencia general de la especie, es aquella que nos define como hombres, que define la organización de nuestro sistema nervioso y por lo tanto, los límites de nuestro sistema nervioso. Por ejemplo, nuestro ojo, sólo percibe un espectro de colores, por lo que no podemos ver la luz ultravioleta. Es en este sentido una herencia limitante porque establece el rango de estímulos que podemos recibir del mundo a través de nuestros sentidos. Define las posibilidades de experiencias con la realidad física.

 

·        La herencia específica es aquella que determina en el código genético nuestro color de piel, ojos, etc. y que nos hace ser a cada uno temperamentalmente distinto a otros individuos de la especie. De esta herencia, dependen en parte significativa las posibilidades adaptativas del individuo como ser único e individual.

 

b.- herencia funcional, trasciende las limitaciones dadas por la organización biológica y de la cual resulta la organización cognitiva. Es por lo tanto, la herencia que nos hace diferenciarnos los unos de los otros como individuos únicos e irrepetibles, lo que se pone de manifiesto en el nuestro modo de ser, es decir, en nuestra personalidad.

 

Este tema ha sido ampliamente investigado, a partir de las investigaciones con gemelos univitelinos, los que físicamente son idénticos, lo que se traduce en que los padres como quienes los rodean, tiendan a tratarlos de la misma manera, lo que a su vez incide en que ambos tengan experiencias similares, por lo que sus conductas y sus modos de ser se asemejan.

 

Psicológicamente, por lo tanto, la herencia establece las potencialidades, determina un cierto rango de reacción frente a las oportunidades que el ambiente ofrezca. Las diferencias individuales, están causadas por diferencias genéticas en sus rangos de reacción y por diferencias específicas en los ambientes a los cuales se enfrentan.

 

Por lo tanto, la información genética, señala una secuencia madurativa ordenada, la que en interacción con el ambiente, se actualiza y se manifiesta en conducta.

 

Mientras menor es el niño, más incide el factor herencia maduración en su conducta. A medida que avanza el curso del desarrollo, se produce una progresiva disminución de la significación de la herencia, teniendo una mayor incidencia el ambiente.

 

Como ya habíamos anunciado, existen factores ambientales que también influyen en el desarrollo. Se debe distinguir entre influjos extra-psicológicos y psicológicos.

Ø  Los influjos extra-psicológicos, son los influjos físicos que hacen posible la vida. (Aire, luz, agua, alimento, etc.).

 

Ø  Los influjos psicológicos en tanto, son los influjos experienciales que se refieren a las condiciones en las cuales nos desarrollamos. (Vivir en un ambiente rural, casa, departamento, etc.).

 

El mecanismo psicológico que mediatiza el proceso experiencial, entre herencia y ambiente, es el aprendizaje, en el sentido de adquisición de conocimientos en relación con una realidad externa. Esto por lo tanto, nos permite sacar provecho de nuestra interacción con el ambiente y que se traduce en nuevas posibilidades de adaptación. De nada serviría que de nuestra interacción con la realidad, no pudiésemos obtener un registro, como lo constituye el aprender nuevas conductas.

 

En la experiencia que obtenemos de nuestra interacción con la realidad se distinguen 3 dimensiones importantes; aspectos socioculturales, interacción personal e interacción del niño con la realidad física.

 

Como se dijo, existe un factor que unifica los cambios o transformaciones y que es el  factor cognitivo, que le da sentido a las experiencias individuales, que integra y sintetiza la acción de los distintos factores. Este factor permite ir procesando la información de la interacción con el mundo. Por lo que en este sentido, el ser humano construye activamente su adaptación.

lunes, 27 de enero de 2014

Crecimiento y desarrollo


Se debe distinguir entre crecimiento y desarrollo;
 
El crecimiento apunta a un aumento cuantitativo, por ejemplo, aumento de estatura, de vocabulario, etc., mientras que desarrollo implica un cambio cualitativo y por lo tanto, reorganización del sistema del comportamiento.

 

El desarrollo del niño representa la interacción de la herencia y el ambiente. La herencia o lo genético representa el potencial mientras que el medio ambiente influye en el grado en que se consiga ese potencial. Para un buen desarrollo, el ambiente tiene que cubrir todas las necesidades tanto físicas como psicológicas y emocionales.

 

El lactante desde un punto de vista físico depende de sus padres o cuidadores, necesitando de ellos para cubrir todas sus necesidades psicológicas y emocionales. Mientras que el niño en etapa escolar puede cubrir algunas de sus necesidades físicas, y sigue dependiendo de los padres o cuidadores para las necesidades psicológicas y emocionales. El adolescente, por su parte, puede resolver mejor las necesidades físicas, pero experimentan necesidades psicológicas y emocionales complejas.

Continuación....


Los factores del desarrollo pueden acelerar, retardar o inhibir el desarrollo, pero no modifican la secuencia genética. Esta se presenta en una secuencia invariante, definida y predictible. De esta manera, los cambios se ordenan en un lugar definido dentro del continuo temporal de la vida, lo que nos permite tener un marco de referencia respecto de las conductas esperadas para cada edad y etapa de desarrollo. En este sentido, los cambios que se van manifestando en el niño, no nos desconciertan, por el contrario, los esperamos. Es por esto que es posible predecir los cambios que se van a presentar.

 

Esto último, nos permite tener un marco de referencia y poder comparar entre niños de una misma edad o a un niño con su grupo etário, lo que cobra utilidad al momento de poder detectar eventuales problemas e intervenir en forma oportuna. Así por ejemplo, esperamos con impaciencia que un niño comience a hablar o a caminar, porque estamos seguros de que lo va a hacer en un momento más o menos definido de su desarrollo, por lo que si observamos un retraso en la emergencia de estos logros, de inmediato nos preocupamos.

 

Es en este sentido, que los conocimientos que nos brinda la psicología del desarrollo, son de fundamental importancia en el ámbito educativo, dado que permiten orientar este proceso de acuerdo a las características psicológicas del educando.

 

En el curso de la vida, se observan muchos cambios tanto en los adultos, como en los niños. Esto, ya sea en sus conductas, opiniones, creencias, en sus modos de sentir y reaccionar. Lo importante, es considerar que no todos los cambios son propios del desarrollo. Algunos corresponden o se relacionan con circunstancias concretas de la vida personal, o con procesos patológicos. Es por esto que es necesario establecer claramente una distinción entre cambios individuales y transformaciones evolutivas.

 

 

Las transformaciones propias del desarrollo se caracterizan por:

 

o   Ser constructivas y progresivas, representando cada una de ellas un enriquecimiento de los recursos adaptativos que dispone el individuo.

 

o    Su carácter universal en cuanto a que son comunes para todos los individuos de la especie. Esto, aunque sus contendidos y forma de manifestarse puedan diferir de una cultura a otra, en los distintos países, grupos e individuos.

 

o   Ser irreversibles, en cuanto constituyen un paso en la formación de la personalidad. En este, sentido las regresiones son indicativas de algún grado de patología, o bien pueden ser producto de alguna lesión a nivel orgánico.

 

o   Ser cambios cualitativos lo que implican una reorganización del sistema del comportamiento, que integra el aparecimiento de nuevas funciones y capacidades en una totalidad con sentido.

 

o   Presentarse en un tiempo biológico individual de maduración (tiempo de desarrollo).Por lo que si bien hay conductas esperadas para cada etapa de desarrollo, pueden haber variaciones entre un niño y otro, lo que puede deberse a factores heredados o ambientales (estimulación, medio físico, medio social, etc). Esto es lo que hace comprensible las variaciones individuales.

Características del Desarrollo Humano

La vida del hombre se divide en ocho periodos, los cuales se describen a continuación:

 ·      Etapa Prenatal: desde la concepción hasta el parto, formación de órganos y estructura corporal básica, crecimiento físico acelerado, vulnerabilidad a las influencias ambientales.

 

·      Etapa de los primeros pasos: del nacimiento a los tres años, el recién nacido es dependiente, pero competente, los sentidos funcionan desde el nacimiento, el crecimiento físico y el desarrollo de habilidades motoras son muy rápidos. Además se forman lazos con los padres y con los demás, la autoconciencia se desarrolla durante el segundo año. El habla y la comprensión se desarrollan con rapidez, se incrementa el interés en otros niños.

 

·      Primera infancia: desde los tres a los seis años. Comienza a relacionarse con otros niños, mejora la fuerza y las habilidades motrices fina y gruesa. Incremento del autocontrol, cuidado propio e independencia. Mayor creatividad e inventiva en los juegos y la imaginación, inmadurez cognitiva que conduce a ideas ilógicas acerca del mundo. Comportamiento egocéntrico.

 

·      Infancia Intermedia: desde los seis años hasta los doce. Los compañeros cobran gran importancia, comienza a pensar lógicamente, aunque el pensamiento es concreto. Disminuye el egocentrismo, incremento de la memoria y el lenguaje, mejora la habilidad cognitiva, desarrollo del autoconcepto y autoestima, disminuye la rapidez del crecimiento físico. Mejora la fuerza y la capacidad atlética.

 

·      Adolescencia: de los doce a los veinte años. Cambios físicos rápidos y profundos, se inicia la madurez reproductora, difícil búsqueda y consolidación de la identidad. El grupo de pares ayuda a desarrollar y probar el autocontrol. Además se desarrolla el pensamiento abstracto y el razonamiento científico. El egocentrismo aparece en algunos comportamientos.

 

·      Edad adulta temprana: desde los veinte a los cuarenta años. Acá se toman decisiones acerca de las relaciones íntimas, se da el matrimonio y nacen hijos. La salud física llega al tope, luego decae ligeramente. Por otro lado, se da la elección de una carrera. Asimismo, continúa el desarrollo de la identidad. La capacidad intelectual es más compleja.

 

·      Edad adulta intermedia: desde los cuarenta a los sesenta y cinco años. Se da una nueva búsqueda del sentido de la vida, deterioros en la salud física, el vigor y la fuerza. Menopausia en mujeres, andropausia en hombres. Existe una doble responsabilidad cuidar a los hijos y a los padres ancianos. Luego viene el nido vacío. Las mujeres adquieren más confianza en si mismas, los hombres se vuelven más expresivos. En algunos se produce la crisis de la edad madura.

 

·      Edad adulta tardía: sesenta y cinco años en adelante. La mayoría están aún saludables y activas, aunque decaen en algunos casos. Lentitud de reacción afecta el funcionamiento. Surge la necesidad de afrontar pérdidas en muchas áreas de la vida. La jubilación deja tiempo libre, pero reduce los recursos. Se siente la necesidad de encontrarle sentido a la vida.

Conceptualización General de los Factores del Desarrollo


El estudio del desarrollo humano implica un conocimiento integral de los cambios constitucionales y aprendidos que se están sucediendo dentro de un proceso continuo, inherente y evolutivo, donde es importante entender la integración y organización de las distintas conductas en cada etapa del proceso.

 

El desarrollo humano se define como; “Conjunto de transformaciones interrelacionadas que se ubican u ordenan en un lugar específico dentro del continuo temporal que constituye la vida del individuo”. (Thomae).

 

El desarrollo es un proceso gradual y progresivo de construcción y formación de la personalidad. Es decir, lo contrario a lo que en algún momento se planteó desde el Preformismo, en donde se planteaba que el hombre estaría formado desde la concepción, por lo que sólo requeriría desplegarse hasta su configuración final. Esta visión, sólo apunta a considerar al desarrollo como crecimiento y no como un proceso de transformaciones.

 

Desde un punto de vista descriptivo general, el desarrollo se define como un proceso de diferenciación e integración. La diferenciación es el proceso de emergencia de elementos y funciones que componen el sistema del comportamiento, por lo que necesariamente implica especialización. Un ejemplo de esto, lo constituye la emergencia del lenguaje. Previo a que surja el lenguaje se requiere que el niño pueda oír, que sea estimulado a hablar, que tenga intención de comunicarse, que presente maduración en su aparato fonoarticulatorio, entre otros elementos que al unirse, permiten que el niño comience a hablar.

 

La integración en tanto, le da sentido y significación a las partes diferenciadas. Es lo que permite incorporar una emergencia en el sistema del comportamiento. El proceso de integración es propio y distintivo de los organismos vivientes.

 

Ambos (diferenciación e integración), son dos procesos indisociables. Sin embargo, aunque indisociables, en el desarrollo de los niños se presentan momentos de mayor diferenciación, que corresponden a la aparición acelerada de importantes funciones o capacidades, produciendo desintegraciones relativas del sistema del comportamiento que son llamadas fases críticas del desarrollo. Un ejemplo de esto lo constituye la llamada edad de la obstinación, en donde debido al surgimiento de nuevas funciones o capacidades, el niño se muestra lábil emocionalmente, irritable, terco, egoísta y por ende difícil de manejar tanto para su padres como entorno cercano.

 

En otros momentos, prevalecen los procesos de integración que se reconocen por una mayor estabilidad y unidad del sentido de la conducta y son las fases intencionales. Un ejemplo de esto lo constituye la edad escolar, etapa en donde se observa una mayor estabilidad en el sistema del comportamiento debido a que se han ido incorporando los cambios y emergencias propias de la etapa de desarrollo anterior. Es así como un niño en edad escolar es sociable, se interesa por aprender, es solidario, lo contrario a la edad de la obstinación antes descrita.

 

El desarrollo humano, es el estudio científico de cómo cambian las personas y cómo permanecen algunos aspectos con el correr del tiempo. Dichos cambios pueden ser de dos maneras:

 

1. Cambios cuantitativos: variación en el número o la calidad de algo, como la estatura y el peso.

2. Cambios cualitativos: se presenta en el carácter, la estructura o la organización, como la naturaleza de la inteligencia de una persona.

 

Dentro de las áreas del desarrollo humano tenemos:

a. Desarrollo físico: cambios corporales, de las capacidades sensoriales y de las habilidades motrices que forman parte del desarrollo físico e influyen en el intelecto y personalidad.

 

b. Desarrollo social y de la personalidad: cambios que se refieren a la forma en cómo la persona se relaciona con los otros y cómo expresa emociones y sentimientos.

 

c. Desarrollo cognitivo: cambios en las facultades mentales como el aprendizaje, la memoria, el razonamiento, el pensamiento y el lenguaje.