lunes, 16 de noviembre de 2015

Jornada de Apoyo Psicológico para Personas con Enfermedades Autoinmunes

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Vinculo en otros contextos

V.

Ahora bien, más allá del contexto terapéutico, el trauma psíquico se manifiesta en la vida de las personas y los equipos multidisciplinarios que traban en interacción directa con población vulnerable, suelen encontrarse con las vivencias doloras de las personas con las que le toque interactuar. Por ello vemos que los equipos de profesionales, que se acercan el dolor humano o al sufrimiento, deben tener presente estos elementos, para aumentar su comprensión del otro y mejorar su capacidad de intervención estratégica.

Por ello es conveniente dejar en claro a todo profesional, que si revisamos la bibliográfica relacionada a trauma psíquico, la psicología tradicional tiene un enfoque centrado en los efectos de trauma, así mismo en las patologías asociadas, por ello también es importante recalcar tener un enfoque que incluya un enfoque basado en la psicología positiva, basado en fomentar la resiliencia y el crecimiento postraumático y el valor del vínculo en el desarrollo de las personas.

La psicología positiva basa su enfoque en la búsqueda de comprender los procesos y mecanismos que subyacen a las fortaleces y virtudes del ser humano (Vera, 2006) y evitar que la cultura de la victimología se arraigue en las intervenciones psicosociales (Seligman y Csikszentmihalyi, 2000) y que lleva asociado lo siguiente:

·       Que el trauma siempre conlleva grave daño
·       Que el daño siempre refleja la presencia de trauma
(Gillham y Seligman, 1999).


Frente a lo anterior, varios autores, recalcan la importancia de la diversidad de respuestas frente a los problemas, recordando que cada persona es un mundo en sí mismo y que se ha tendido a homogeneizar la respuesta emocional frente al trauma. Esto porque hay personas con más o menos recursos, lo que implica personas con mayor o menor capacidad de enfrentar el dolor. Esto ha sido la interrogante al tratar de saber que es la resiliencia y como llega a operar en algunas personas y que por ende debiera ser promovido o al menos no interferido.

Es un enfoque que enfatiza los recursos, promueve una mirada constructiva, más que una mirada al daño. Es una alarma a la conciencia de cada uno. Esto esta descrito en lo que se denomina crecimiento postraumático o aprendizaje a través del proceso de lucha, que dentro del enfoque de promoción de resiliencia y del psicología positiva, viene a ser el aprovechamiento de la experiencia traumática para una promoción de habilidad o desarrollo de recursos para enfrentar dichos eventos, encontrando que la esperanza, las creencias religiosas, la extroversión y el optimismo son parte de la personalidad de personas que se sobreponen al trauma (Calhoun y Tedeschi, 200).

El crecimiento postraumático hace referencia al cambio positivo que un individuo experimenta como resultado de la lucha que emprende a partir de la vivencia de un suceso traumático…que se presenta en tres categorías: cambios en uno mismo, cambio en las relaciones interpersonales, cambios en la espiritualidad y filosofía de vida
(Fredickson y Tugade, 2003)

Nuestro rol como profesionales es cada vez tener más claro cómo podemos fomentar la resiliencia y el crecimiento postraumático, siendo un aporte indirecto cuando sea ocasión de interactuar o intervenir de manera breve o estratégica con personas en condiciones traumatizadas. De este modo podremos potenciar aspectos positivos de crecimiento y evitar intervenir negativamente.

De hecho, el vínculo seguirá siendo la estrategia principal para potenciar o perjudicar al ser humano, por ello es valioso promover también, relaciones humanas positivas y constructivas por sobre otras. Por ello una buena relación de pareja o buenas amistades pueden ayudar mucho, por ser un vínculo duradero en la vida de las personas que posibilita salir adelante frente a  la adversidad y desarrollar una vida psíquica adecuada.


“El concepto de resiliencia ha acabado con la dictadura del concepto de vulnerabilidad”
(Stanislaw Tomkiewicz, 2011)

Por ello también es relevante el cuidado de los equipos que están contacto permanente con historias de dolor que han generado trauma psíquico en otro, ya que está comprobado que se genera trauma vicario o secundario y que los equipos deben desarrollar estrategias para minimizar sus efectos y evitar la pérdida de nuestras capacidades humano profesionales como  la empatía, concepto de ser humano, esperanza, etc. que nos permiten operar, al interactuar con el trauma, sin llegar a perderlos.

A recordar
·       debemos combinar una mirada tradicional del dolor por una en donde se promueva un crecimiento a partir del dolor
·       estamos llamados a comprender mejor como las personas pueden resignificar el proceso de trauma
·       buscar conocer a cabalidad los profundo efectos del trauma psicológico, pero también conocer los beneficios de trabajar y promover el cambio postrauma
·       no olvidar que la significación del dolor es individual, y que daca uno puede ser llamado a la toma de consciencia
·       desarrollar un discurso de intervención con un enfoque en psicología positiva
·       evitar intervenir inadecuada o innecesariamente
·       que el trauma y sus efecto son históricos a temporales
·       que la naturaleza del trauma psicológico es variada, pero que está presente en el vínculo que establecen los padres o cuidadores por medio del apego
·       que el vínculo es lo que puede sanar a las personas
·       que el vínculo a desarrollar debe ser sano, honesto y profesional


viernes, 6 de noviembre de 2015

Psicólogos y proceso terapéutico

IV. 

En este punto podríamos hablar de la importancia de que tanto niños como adultos puedan establecer una nueva forma de relación, con otro que comprenda empáticamente el trauma y promueva esta nueva forma de vinculación, lo que en general se da en un contexto psicoterapéutico, entre psicólogo y paciente.

Desde una perspectiva psicodinámica, el vínculo entre el paciente y el terapeuta debe ser establecido desde el principio y constituirá la base de un tratamiento más a largo plazo.

En este enfoque se espera que el paciente lleve a sesión sus relaciones, con sus figuras primarias, y las repita en la relación con su psicólogo, en este sentido el psicólogo deberá ser lo suficientemente hábil y haber recibido un entrenamiento adecuado para percibir, reflejar, interpretar y mostrar, esta relación primaria, que el paciente se empeñaría en repetir una y otra vez, cuando esta relación va teñida por un Trauma en la psiquis, es decir mentalizar.

Es imprescindible que desde el proceso terapéutico, el profesional logre identificar las fortalezas, las defensas si se quiere llamar así, de modo de poder usar aquellas que resultan adaptativas para la vida actual de la persona. Sobre esa base es posible ver al niño (en el adulto) que fue altamente traumatizado, empatizar con su dolor, reconocerlo como víctima. En este reconocimiento se puede observar la relación desigual entre una persona que abusó (maltrató, castigó, traumatizó) a un niño en el pasado.

Pero es también esencial que terapeuta fomente la capacidad de auto observarse como un sobreviviente, en este punto caben los recursos personales, que permitan el desarrollo de ese niño dañado, ofreciendo una nueva perspectiva, más allá del dolor, de la rabia o de la tristeza, es decir, fomentar la capacidad de resiliencia, sanando heridas.

Una forma de promover esta capacidad es desarrollar un contexto seguro y confiable en la terapia, como decía en párrafos anteriores, la experiencia de un vínculo nuevo, sano, seguro y estable permite la emergencia de la resiliencia.

Otra manera de estimular esta capacidad es la de visualizar al paciente como una persona, no cosificándolo, respetando su experiencia pasada, sus pensamientos presentes y su comportamiento actual, por perturbador que pueda parecer a los ojos externos.

No está demás señalar que en este tipo de intervenciones psicológicas, como en cualquier terapia, un encuadre claro, preciso, explícito a la vez que flexible para abordar permite también la seguridad en la nueva relación y el nacimiento de un nuevo hombre, permitiendo la integración de las experiencias pasadas, las traumáticas, en nuevas representaciones resilientes.


jueves, 5 de noviembre de 2015

Resiliencia; concepto y relevancia

III. 
El concepto de resiliencia proviene de la mecánica y aplicado a la psicología habla de la flexibilidad de la persona para asumir y para sobreponerse a situaciones límites, es decir, al Impacto de un Trauma.

De acuerdo a lo planteado por Uriarte (2005) la resiliencia sería un proceso que permitiría a algunas personas mantener un desarrollo normal a pesar de vivir experiencias de alto impacto traumático en un medio desfavorecido y deprivado en todo sentido. La resiliencia formaría parte de un desarrollo del niño y del adulto, aunque no podría decirse que es algo innato e inherente ni tampoco sería una capacidad que se adquiere o aprende, podríamos decir que es una mezcla de situaciones sociales, procesos psicológicos (mentalizaciones positivas), relaciones de apego reparadoras en cuanto a la calidad, a la reparación de vínculos dañados.

"La resiliencia, es la capacidad del ser humano para hacer frente a las adversidades, superarlas, e inclusive ser transformado por ellas."
(Grotberg 1995)

Conocer las características de las personas resilientes permite integrarlos a las intervenciones profesionales.

Características de las personas resilientes:
·       Saben aceptar la realidad.
·       Fuerte creencia que la vida tiene sentido.
·       Elevada capacidad para mejorar.
·       Capacidad para tomar distancia frente a la situación y no tomarse las cosas “tan a pecho”.
·       Buen manejo de los impulsos y de las emociones.
·       Identifican las causas de los problemas para impedir que vuelvan a repetirse en el futuro.
·       Visión positiva con respecto al futuro.
·       Son realistas y flexibles
·       Son empáticos.

Para promover un vínculo constructivo, éste debe ser sano honesto, real y profesional.

Tomar elementos de la resiliencia, de las experiencias de los individuos, de aspectos teóricos, etc. e integrarlos para promoverlos en el vínculo, principalmente un sentido de realidad y de valía personal a pesar de las circunstancias y la certeza de que eso no debe marcar el futuro de la persona, de seguir sufriendo por siempre, que se puede crecer de una vivencia dolorosa.

En otras palabras, las personas que han pasado por experiencias traumáticas, pueden ver menoscabadas diversas áreas que los van estancando, por ello, para sobrellevar ciertas experiencias, debemos posicionarnos en un discurso que promueva 4 aspectos vitales:

·       Yo tengo
·       Yo soy
·       Yo estoy
·       Yo puedo
Grotberg (1995)


En otras ocasiones, frente al trauma, las personas se identifican con el agresor (es decir, toman para sí, como protección, las características del victimario), o se decaen por el peso de la experiencia y que no han tenido un vínculo adecuado con amigos, parejas o personas que se vinculen incondicionalmente o no han tenido acceso a profesionales que promuevan la aceptación, contención y reparación del trauma. Por ende, esta falta de apoyo logra infiltrarse en el alma de las personas, en su estructura vital y permea hacia su área espiritual, cognitivo, vínculos interpersonales e
ntre otras.

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Trauma Relacional Temprano

II. 

Los niños son especialmente vulnerables y sensibles (por etapa del desarrollo, por dependencia, física y emocional hacia otros, por la fragilidad de su mente, etc.) a sufrir un Trauma que impacte en su mente, dejando herida y huellas en forma más o menos permanente.

¿Qué situaciones gatillan esto?, justamente aquellos que cuidan de un niño, padres u otros, pueden llegar a constituirse en personas que traumatizan la mente infantil, dejando una huella para toda la vida. Es lo que se llama el Trauma Relacional Temprano.

Bowlby (Fonagy, 2004) planteaba que las relaciones de apego tempranas organizan en gran medida la salud (o enfermedad) mental de una persona, por tanto la experiencia repetida, permanente y estable del cuidador hacia el niño que proveen seguridad, supervivencia y permiten la exploración del infante en el medio social. Parte esencial de esta teoría es la mentalización, esto es la capacidad del cuidador principal de poder interpretar las necesidades y emociones del niño, de modo de realizar un espejo de ellas, permitiendo luego la habilidad de poder interpretar correctamente cómo sienten o piensan los otros, por ende no es sólo un proceso a nivel cognitivo, sino también afectivo.

Cuando se produce una falla en la relación de apego temprano, surge un estilo de relación que se denomina Desorganizado, caracterizado principalmente por una conducta caótica y desorganizada del cuidador hacia el niño, por cuanto no provee seguridad o estabilidad, emocional, cognitiva, afectiva y física, por medio de abuso, maltrato, negligencias severas, entre otras (Lecannelier et al., 2011). Existe evidencia de la asociación entre un tipo de apego desorganizado y fallas en la adaptación futura de una persona, llegando a la psicopatología, a la desorganización de la conducta y a patrones más altos de comportamiento agresivo y trasgresor en el adulto.

De acuerdo a ello, un vínculo de apego desorganizado generará un impacto traumático en la mente infantil, una huella y una herida permanente, aunque muchas veces invisible aún para el propio niño ahora adulto.


Todos los que trabajamos con personas, niños, niñas, adolescentes o adultos, nos hemos podido percatar que un Trauma no impactará de la misma forma o profundidad en esta persona. ¿Qué factor podría explicar esto? Se habla de la vulnerabilidad biológica, neurológica o de una cierta predisposición o sensibilidad para que ese impacto genere una herida más profunda en algunos. Sin embargo también existe el concepto de resiliencia. 

martes, 3 de noviembre de 2015

Vínculo, trauma y resilencia: intervenciones en el área sociodelictual

I.

Los equipos multidisciplinarios que interactúan con diversos beneficiarios de programas que tienen como objetivo disminuir la reincidencia delictual y favorecer la reinserción social, tienden a acercarse a diversas historias, que combinan hechos traumáticos, el dolor humano y las interacciones familiares. Por ello es importante combinar los protocolos  de acción profesional con la entrega de un discurso promotor de los factores que favorezcan resurgir de entre estas experiencias de vida, que incluso pueden provenir de diversas etapas del ciclo vital. Estos elementos esenciales son el vínculo que se pueda llegar a lograr y los elementos de resiliencia que se puedan favorecer en este espacio relacional.

Para tener una aproximación a la relevancia del tema abordado, revisaremos el concepto de trauma y sus efectos en la psiquis humana. La raíz de las palabra impacto y trauma nos ayudan a entender la profundidad conceptual implicada, así, Impacto es una palabra que proviene del latín “impactus” y quiere decir in (hacia el interior) y pangere (fijar, ensamblar). Trauma proviene del griego y significa literalmente herida (RAE, 2014). Al conocer ambos conceptos podemos fácilmente imaginar qué implica el Trauma y la profundidad del Impacto en la mente de una persona. Intuitivamente al pensar en Trauma se nos viene a la cabeza un evento, una separación, un quiebre en la vida de tal magnitud que va a crear entonces este Impacto emocional, sin embargo no siempre podemos determinar cómo y hasta dónde deja una huella ese evento.

De acuerdo a Manuel Aburto (2007) desde cualquier teoría psicológica donde se mire, el Trauma “connotará algo excesivo (…) que no permite ser tramitado, articulado, ni integrado en su mente” (p. 92)

Como definición podemos agregar que Trauma podría ser considerado como “sentimientos que surgen de presenciar o experimentar hechos que ocasionan la muerte o la amenaza de muerte o graves daños o amenazas a la integridad física o fisiológica, de sí mismo o de otros (Shreiter, 2011).

Las reacciones traumáticas se desencadenan cuando “la acción no sirve de nada. Cuando no es posible ejercer resistencia  ni escapar, el sistema humano de defensa propia se ve abrumado y desorganizado…los eventos traumáticos producen cambios profundos y duraderos en la excitación fisiológica, las emociones, la cognición y la memoria. Es más, las experiencias traumáticas pueden dividir funciones que estaban integradas entre sí. La persona traumatizada puede experimentar fuertes emociones, pero sin tener recuerdos claros del hecho o puede recordar todo en detalle, pero sin emoción alguna. Puede encontrarse a sí misma en un estado de vigilancia e irritabilidad constante sin saber por qué. Los síntomas de trauma tienen tendencia a desconectarse de su fuente y a tomar vida propia (Herman, 1997).

Dado lo anterior, es que nos damos cuenta de que los efectos de trauma son permanentes y además, nos hemos percatado que son atemporales, es decir, pueden manifestarse con fuerza en un tiempo más o menos cercano al hecho en sí. Este es un elemento importante a tener en cuenta al interactuar con personas.

Dentro del sinnúmero de (malas) experiencias que un ser humano puede llegar a vivir se encuentran ciertos eventos traumáticos, entre ellos los abusos físicos, psicológicos, sexuales, violencia social, terrorismo, violencia intrafamiliar, muerte traumática de un ser querido, tortura, accidentes, catástrofes naturales, entre otros. Sin embargo hay otros sucesos que pueden desencadenar un Trauma, en especial cuando se transforma en una situación permanente en el tiempo.