jueves, 13 de marzo de 2014

Manifestaciones clínicas de los trastornos psicóticos


En general, las manifestaciones que tienden a presentar los niños esquizofrénicos incluyen alucinaciones, delirios, desorganización del pensamiento y problemas del lenguaje, emoción inapropiada, alteraciones de la conducta motora, falta de interacción social, trastorno de las funciones intelectuales y en menor medida intentos de suicidio y trastornos psicosomáticos.

Alucinaciones: las alucinaciones podrían definirse como falsas percepciones que se producen en ausencia de estímulos específicos e identificables. Pueden aparecer asociadas a cualquiera de los sentidos, pero las alucinaciones auditivas suelen ser las más habituales en los niños esquizofrénicos.

En muchos casos el niño afirma oír voces que emiten órdenes y acusaciones o que hacen comentarios sobre su comportamiento. Suelen ser voces que percibe como procedentes de fuera de su cabeza. Las alucinaciones visuales, táctiles, gustativas y olfativas son menos frecuentes. 

Delirios: los delirios son entendidos como interpretaciones erróneas de la realidad pese a que exista evidencia clara de lo contrario. En ese sentido, suponen una alteración del contenido del pensamiento.

Los niños aquejados por un trastorno esquizofrénico normalmente no son capaces de distinguir las fantasías mórbidas o delirios de la realidad. En general, a esta edad los delirios se refieren a preocupaciones sobre le propio cuerpo o sobre la orientación temporo – espacial. Son típicos los delirios que hacen alusión a habilidades para volar, poderes sobrenaturales, demonios o a la existencia de personas o máquinas dentro del cuerpo. En ocasiones se han observado ideas persecutorias, que son menos elaboradas según más pequeño sea el niño.

Desorganización del pensamiento y problemas de lenguaje: la desorganización del pensamiento se refiere a la estructura u organización del pensamiento, no a su contenido. La falta de organización de un niño esquizofrénico se manifiesta a través de su habla. En algunos casos puede manifestarse en ausencia total del habla, mientras que en otros aparece en forma tardía, hacia los cuatro o cinco años y se caracteriza por presentar asociaciones vagas.

El lenguaje no parece seguir una lógica, y suele ser bastante incoherente e incomprensible, ocurriendo saltos de un tema a otro a lo largo del discurso. La pobreza de contenidos es otra característica del lenguaje del niño esquizofrénico, en el sentido de que transmite muy poca información porque el mensaje es vago y fragmentado.

Por otro lado, es frecuente la aparición de ecolalias o repetición sistemas tica de palabras o frases que acaban de oír. Son también comunes las inversiones pronominales, tales como sustituir el “yo” por el “tú”, e incluso puede aparecer un mutismo secundario. En contados casos se observa un gran dominio verbal del niño, quien puede incluso aprender lenguas extranjeras con gran facilidad o inventarse una nueva lengua, lo significativo del lenguaje de este niño es que no tienen una función comunicativa.

Falta de emoción apropiada: los niños esquizofrénicos normalmente presentan un aplanamiento afectivo, en el sentido de que manifiestan pocas emociones, tanto en sus gestos como en su voz duelen ser inexpresivos. La interacción con ellos tiende a ser difícil debido a su indiferencia afectiva.

Sin embargo, es también frecuente la aparición de respuestas emocionales o cambios de humor inexplicables e inapropiados, tales como reír, llorara o enojarse son que aparentemente existan razones externas que los justifiquen. Son también características las crisis de angustia agudas, que suelen acompañarse de agitación y cólera de tipo hétero y auto agresivas, que tienden a aparecer de forma espontánea sin estimulación aparente, tras un cambio repentino en el entorno o como consecuencia de pequeñas frustraciones.

Alteraciones de la conducta motora: pueden aparecer episodios de gran agitación y actividad motora, conductas agresivas difíciles de controlar, torpeza y mala coordinación. Asimismo, el niño puede permanecer en una postura rígida o extravagante durante horas, mostrando resistencia a los intentos de otros por cambiarla.

Los comportamientos de rituales o estereotipias se observan también con frecuencia en estos niños, se trata de movimientos repetitivos y rítmicos que en general afectan a las manos, a la cara, a la cabeza, a la marcha y al cuerpo en su conjunto.

Aislamiento y falta de contacto interpersonal: los niños esquizofrénicos manifiestan una importante incapacidad para comunicarse con su entorno. Es frecuente que presenten problemas de retraimiento y asilamiento social, así como dificultades para hincar interacciones sociales, altos niveles de ansiedad social, falta de habilidades sociales y escasa comprensión de las normas sociales básicas.

Suelen manifestar ausencia de empatía y desinterés por otras personas, tendiendo a evitar el contacto visual y en raras ocasiones aceptan el contacto físico. A veces el intento de contacto por parte de las personas da lugar a violentas crisis de cólera y agresividad, pudiendo estar dirigidas hacia sí mismo o hacia otros.

 Trastorno de las funciones intelectuales: en general, estos niños suelen manifestar deficiencias cognitivas en comparación con los niños normales. Las dificultades para centrar la atención, el mayor tiempo de latencia en la respuesta y la falta de concentración son comunes. También pueden presentar dificultades en la organización temporo espacial y rítmica y en la integración del esquema corporal.

Intentos de suicidio: en algunos adolescentes esquizofrénicos se ha encontrado ideación suicida e intentos de suicidio. En estas personas suele aparecer una mayor presencia de alucinaciones auditivas o delirios.

Normalmente suele aparecer en jóvenes con educación universitaria, aquejados de un trastorno esquizofrénico crónico con crisis y mejoría y concientes de los efectos de la esquizofrenia. Todo lo cual genera un miedo elevado a una posterior desfiguración, lo cual les lleva a desarrollar expectativas negativas acerca de su vida y de su futuro.

Trastornos psicosomáticos: en estos niños, es posible la aparición de alteraciones del sueño en el primer semestre de vida, pudiendo persistir durante meses e incluso años. El insomnio puede ser tranquilo, en el que el niño tiene los ojos abiertos, pero parece tranquilo y no requiere la presencia materna, o puede ser agitado, caracterizado por llantos, gritos e imposibilidad de tranquilizarlo durante horas.

También son comunes los trastornos alimentarios desde el primer semestre de vida, tales como anorexia, succión insuficiente o vómitos repetidos. Suele ser frecuente el retraso en el control de esfínter o ser éste muy precoz.

Es importante destacar que ninguna de estas manifestaciones tomadas aisladamente es determinante de este trastorno, sin que su combinación, unida a su persistencia o agravación a lo largo del tiempo, son criterios fundamentales para considerar la aparición del trastorno en el niño o adolescente.

En relación a las etapas evolutivas, se ha observado que desde el nacimiento hasta los dos años de edad, los niños presentan un retraso en la motricidad gruesa y /o en el desarrollo vasomotor, desarrollo psicomotor desorganizado y retraso en el crecimiento esquelético.

Suele darse la aparición de moderados a severos trastornos psicopatológicos y problemas de conducta entre los tres y seis años. Los déficit cognitivos y moderados trastornos psicopatológicos aparecen hacia los diez años de edad, y la aparición de un trastorno esquizofrénico se da propiamente tal en la adolescencia o en la edad adulta.

 

 

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