jueves, 25 de marzo de 2010

Carta abierta a las mamás:

Estábamos sentados a la hora del almuerzo cuando mi hija casualmente mencionó que ella y su marido estaban pensando en "formar una familia". Estamos haciendo una encuesta", bromeó. "¿Crees tú que debería tener un bebé?“ "Te va a cambiar la vida" dije yo, manteniendo un tono neutral. "Ya sé" dijo ella, "no más dormir el fin de semana, no más vacaciones espontáneas", pero no era a eso a lo que yo me refería. Miré a mi hija, tratando de decidir qué decirle. Quería contarle que las heridas físicas de tener un bebé sanarían, pero convertirse en madre le dejaría una herida emocional tan grande que la haría para siempre vulnerable… Quería decirle que nunca más leería el diario sin preguntar: y si ese hubiera sido MI hijo?". Que cada caída de avión, cada casa que se incendia, cada accidente de tránsito la van a perseguir. Que cuando vea una foto de un niño hambriento, se preguntará si no hay nada peor en la vida que ver a tu propio hijo morir. Miré sus manos con manicure y su perfecto traje de dos piezas y pensé que sin importar cuan sofisticada es ella, convertirse en madre la reducirá al nivel más primitivo donde lo más importante es proteger a su crío. Que el llamado urgente de "mamá!!!" le hará quebrar su fuente de cristal más fino sin siquiera dudarlo.

Me gustaría advertirle que sin importar cuantos años ha invertido en su carrera, serán descarrilados por la maternidad. Podrá contratar una nana, pero algún día tendrá que ir a una importante reunión y recordará el dulce olor de su bebé. Tendrá que endurecer su corazón para no volver corriendo a casa, solo para asegurarse de que está bien. Quería decirle a mi hija que las decisiones comunes de cada día ya no serán rutina.

Que la decisión de un niño de 5 años de ir al baño de varones en Mac Donald's en vez de el de mujeres será un problema gigante. Allí, en medio de las bandejas y los gritos de otros niños, los asuntos de independencia e identidad de género chocarán contra la idea de un pedófilo esperando en ese baño de varones. Cualquier decisión que tome en la oficina, la repensará constantemente como madre. Mirando a mi atractiva hija, le quería asegurar que eventualmente perderá los kilitos de más del embarazo, pero nunca más se sentirá igual consigo misma. Que su vida, ahora tan importante, pasará a segundo plano una vez que su bebé haya nacido. Ahora que ella daría su vida en un momento por salvar a su bebé, también comenzará a pedir por más años de vida, no para cumplir sus sueños, sino para ver los de sus hijos cumplidos. Quería decirle que la cicatriz de la cesárea y las estrías se convertirían en sus medallas de honor.

La relación de mi hija y su marido cambiará, pero no de la manera que ella piensa. Ojalá ella entendiera cuánto más se puede amar a un hombre que es cuidadoso para poner talco a su bebé o que siempre tiene tiempo para jugar con él. Quiero que sepa que se volverá a enamorar de su marido por razones que ahora encontraría muy poco románticas.

Quisiera que ella pudiera sentir el lazo que tendrá con otras mujeres que han tratado de detener guerras, acabar con los prejuicios y no manejar bajo los efectos del alcohol. Quiero describirle a mi hija la felicidad que se siente al ver a tu hijo aprender a andar en bicicleta. Quiero capturar para ella la risita divertida de un bebé cuando toca por primera vez el pelaje de un perrito o de un gato. Quiero traspasarle esa alegría.
La mirada interrogante de mi hija me hizo notar lágrimas en mis ojos. “Nunca te arrepentirás", dije finalmente. Me acerqué a ella, apreté sus manos y le deseé lo mejor, ya que había recibido el más maravilloso de los llamados...

sábado, 13 de marzo de 2010

¿Cómo impacta el terremoto psicológicamente?

Un terremoto también produce movimientos psicológicos en las personas que los sufren, los que se van a presentar de forma diferente en intensidad de acuerdo a cada una, y que también, al igual que las réplicas, se activarán en forma intermitente dentro de los días siguientes al movimiento telúrico y deberían ir desapareciendo con el paso del tiempo.

Un terremoto nos hace perder el centro, nos quita la tranquilidad habitual y nos hace enfrentarnos a la destrucción de nuestro ambiente inmediato, de igual modo nos hace enfrentarnos a la vivencia de ver cómo otros han sufrido pérdidas. Estas experiencias al límite necesariamente perturban y lleva un tiempo volver a ese estado de tranquilidad perdido. Por ello es importante conocer cuáles son esas manifestaciones de perturbación psicológica:

- Dificultades en la concetración

- Temores y miedos

- Alteraciones del sueño

- Irritabilidad y llanto fácil

- Desgano y desinterés general

- Ansiedad y angustia

- Sentimientos de inseguridad

- Etc.


¿Cómo ayudarnos a superar el impacto psicológico?

Lo principal es el retorno a la vida cotidiana, dentro de lo posible retomando las actividades diarias, como el trabajo, hobbies, escuela, etc.. También es útil planificar diferentes actividades que resulten placenteras, ojalá en familia, lo cual provee de una sensación de unidad, seguridad y tranquilidad.

Es necesario evitar ver o escuchar en forma constante las noticias que rodean al terremoto, del mismo modo limitar el acceso de los niños a la televisión. Otra forma de ayudarnos es asegurárse que los miembros de la familia sepan que están cuidados y que conocen las medidas de seguridad, ello provee de control ante estas situaciones estresantes.

Es muy importante mantenerse en contacto con el grupo familiar extendido, abuelos, tíos, primos, de modo de generar nuevamente unidad y mantener la comunicación fluida.

Es recomendable también, estar abierto a escuchar y compartir la experiencia vivida con otras personas, amigos o vecinos, de modo de hablar de lo ocurrido, lo cual ayuda a su elaboración y comprensión desde lo emocional.


Fuente: UDD, cartilla de apoyo para educadores.

jueves, 4 de marzo de 2010

Trastorno por estrés postraumático

Características:


La característica esencial es la aparición de síntomas que siguen a la exposición a un acontecimiento estresante y extremadamente traumático, y donde el individuo se ve envuelto en hechos que representan un peligro real para su vida o cualquier otra amenaza para su integridad física; la persona es testimonio de muertes, heridos, o existe una amenaza para la vida de otras personas; o bien se conoce a través de un familiar o cualquier otra persona cercana acontecimientos que implican muertes inesperadas o violentas, daño serio o peligro de muerte o heridas graves.

La respuesta de la persona en este sentido debe incluir temor, desesperanza y horrores intensos (o en los niños, un comportamiento desestructurado o agitado), además de reexperimentación persistente del acontecimiento traumático, de evitación persistente de los estímulos asociados a él y embotamiento de la capacidad de respuesta del individuo. El cuadro completo debe estar presente más de 1 mes y provoca un malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.

El acontecimiento traumático puede ser reexperimentado de varias maneras:


• La persona puede tener recuerdos recurrentes o pesadillas recurrentes en las que el acontecimiento vuelve a suceder.
• En algunos casos se pueden experimentar estados disociativos que pueden durar de pocos segundos a varias horas, durante los cuales se reviven aspectos del suceso y la persona se comporta como si en ese momento se encontrara en él.
• Cuando la persona se expone a estímulos que recuerdan un aspecto del acontecimiento traumático, suele experimentar un malestar psicológico intenso o respuestas de tipo fisiológico.
• Los estímulos asociados al acontecimiento traumático acaban siendo persistentemente evitados.

Por otro lado, la persona suele hacer esfuerzos para evitar caer en pensamientos, sentimientos o mantener conversaciones sobre el suceso y para eludir actividades, situaciones o personas que puedan hacer aflorar recuerdos sobre él. En este comportamiento de evitación puede incluirse la amnesia total de un aspecto puntual del acontecimiento. Del mismo modo se puede observar una disminución del interés o participación en actividades que antes le resultaban gratificantes junto a una sensación de alejamiento de los demás o una acusada disminución de la capacidad para sentir emocione. Además, se pueden observar síntomas de ansiedad o aumento de la activación que no existían antes del trauma. Entre estos síntomas están dificultad para conciliar o mantener el sueño, que puede deberse a pesadillas recurrentes donde se revive el acontecimiento traumático, hipervigilancia y respuestas exageradas de sobresalto, otras personas manifiestan irritabilidad o ataques de ira o dificultades para concentrarse o ejecutar tareas.

Otras características son:


• Puede existir sentimientos de amarga culpabilidad por el hecho de haber sobrevivido.
• En otras ocasiones las actividades que simbolizan el trauma interfieren acusadamente con sus relaciones interpersonales, lo que puede dar lugar a diferentes conflictos.
• Puede existir mayor riesgo de presentar trastorno de angustia, agorafobia, trastorno obsesivo-compulsivo, fobia social, fobia específica, trastorno depresivo mayor, trastorno de somatización y trastorno relacionado con sustancias.

Curso:


Los síntomas suelen aparecer en los primeros 3 meses posteriores al trauma, si bien puede haber un lapso temporal de meses, o incluso años, antes de que el cuadro sintomático se ponga de manifiesto.

Fuente: DSM IV

Trastorno por estrés postraumático

Características:

La característica esencial es la aparición de síntomas que siguen a la exposición a un acontecimiento estresante y extremadamente traumático, y donde el individuo se ve envuelto en hechos que representan un peligro real para su vida o cualquier otra amenaza para su integridad física; la persona es testimonio de muertes, heridos, o existe una amenaza para la vida de otras personas; o bien se conoce a través de un familiar o cualquier otra persona cercana acontecimientos que implican muertes inesperadas o violentas, daño serio o peligro de muerte o heridas graves.

La respuesta de la persona en este sentido debe incluir temor, desesperanza y horrores intensos (o en los niños, un comportamiento desestructurado o agitado), además de reexperimentación persistente del acontecimiento traumático, de evitación persistente de los estímulos asociados a él y embotamiento de la capacidad de respuesta del individuo. El cuadro completo debe estar presente más de 1 mes y provoca un malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.

El acontecimiento traumático puede ser reexperimentado de varias maneras:

• La persona puede tener recuerdos recurrentes o pesadillas recurrentes en las que el acontecimiento vuelve a suceder.
• En algunos casos se pueden experimentar estados disociativos que pueden durar de pocos segundos a varias horas, durante los cuales se reviven aspectos del suceso y la persona se comporta como si en ese momento se encontrara en él.
• Cuando la persona se expone a estímulos que recuerdan un aspecto del acontecimiento traumático, suele experimentar un malestar psicológico intenso o respuestas de tipo fisiológico.
• Los estímulos asociados al acontecimiento traumático acaban siendo persistentemente evitados.

Por otro lado, la persona suele hacer esfuerzos para evitar caer en pensamientos, sentimientos o mantener conversaciones sobre el suceso y para eludir actividades, situaciones o personas que puedan hacer aflorar recuerdos sobre él. En este comportamiento de evitación puede incluirse la amnesia total de un aspecto puntual del acontecimiento. Del mismo modo se puede observar una disminución del interés o participación en actividades que antes le resultaban gratificantes junto a una sensación de alejamiento de los demás o una acusada disminución de la capacidad para sentir emocione. Además, se pueden observar síntomas de ansiedad o aumento de la activación que no existían antes del trauma. Entre estos síntomas están dificultad para conciliar o mantener el sueño, que puede deberse a pesadillas recurrentes donde se revive el acontecimiento traumático, hipervigilancia y respuestas exageradas de sobresalto, otras personas manifiestan irritabilidad o ataques de ira o dificultades para concentrarse o ejecutar tareas.

Otras características son:

• Puede existir sentimientos de amarga culpabilidad por el hecho de haber sobrevivido.
• En otras ocasiones las actividades que simbolizan el trauma interfieren acusadamente con sus relaciones interpersonales, lo que puede dar lugar a diferentes conflictos.
• Puede existir mayor riesgo de presentar trastorno de angustia, agorafobia, trastorno obsesivo-compulsivo, fobia social, fobia específica, trastorno depresivo mayor, trastorno de somatización y trastorno relacionado con sustancias.

Curso:
Los síntomas suelen aparecer en los primeros 3 meses posteriores al trauma, si bien puede haber un lapso temporal de meses, o incluso años, antes de que el cuadro sintomático se ponga de manifiesto.
Fuente: DSM IV