martes, 4 de marzo de 2014

Sobreadaptación


Es frecuente que un niño sobre adaptado presenta somatizaciones de todo tipo. Se describen a estos niños como por circunstancias atinentes a su desarrollo, se les ha exigido comportarse de una manera “correcta” frente a situaciones y personas estresantes, separándose la emoción que verdaderamente siente el menor, de lo que le dicen que debe sentir. Así su conducta se caracteriza por este “deber ser”, más que por la libertar de expresión del propio niño.

Se plantea que estamos ante niños que tienen un desarrollo marcado por la precocidad, se han saltado etapas, en una huida hacia la adultez (obviamente pseudo-adultez). En este salto habrían quedado "huecos de simbolización" que representan el costo de tal "desarrollo apurado".

La adaptación precoz, pero sólo formal, a las exigencias de la realidad ubica a estos niños, ante los ojos de los demás, como paradigmas de capacidad y eficiencia. Son menores que se han sobredesarrollado en aspectos relativos a la adaptación a la realidad externa a costa de su propia realidad interna: sobresalen y son talentosos al operar con las reglas de la materialidad de los objetos, pero fracasan al ser confrontados con situaciones en que la adaptación implique percibir y responder a las reglas de relación con objetos humanos, con sus matices, cualidades y necesidades emocionales.

Esta sobreadaptación también se manifiesta en un funcionamiento corporal (ciclos sueño-vigilia, apetito-saciedad, activación-reposo, menstrual, etc.) en el que sobresale una regularidad que inclusive puede llegar a la rigidez (personas que no se enferman, no se cansan, tienen ciclos menstruales de duración exacta, etc.). Tal regularidad sustentaría la sobresaliente capacidad y eficiencia laboral o académica.

 
Los criterios de para clasificar a un niño con patología psicosomática, se deben cumplir las siguientes tres condiciones:

 1. Existencia de una alteración fisiológica constatable en concomitancia con una alteración psicológica demostrable.

 2. Que tal sintomatología constatada adquiera sentido a la luz de la estructura de personalidad, los conflictos psíquicos medulares o la historia vital del sujeto (más que ser un hecho meramente fisiológico).

 3. Que tales alteraciones sobrevengan bajo condiciones estresantes, tanto determinadas intrapsíquicamente como por circunstancias vitales reales.

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