Una
de las consecuencias directas del sobre peso en los niños es la baja en la
autoestima, producto de las burlas de sus compañeros, sobrenombres, etc. Se
agrega que son niños con dificultad para realizar esfuerzos físicos
prolongados, por lo que las clases de educación física suelen ser tortuosas,
del mismo modo temen cambiarse de ropa delante de sus compañeros por temor a
las burlas.
Son
más evidentes las bromas entre los varones, sin embargo en el caso de las niñas
suele darse mayor aislamiento y rechazo, en especial durante la adolescencia,
las niñas se ven rechazadas por los varones, aunque muchas veces logran
desarrollar otras habilidades interpersonales que las hacen tener un buen
círculo de amigos.
Muchos
de los niños obesos adoptan conductas que compensan las bromas y burlas, de
modo de sentirse aceptados en el grupo, así pueden ser los “chistosos” o
“payasos” del curso, son extremadamente complacientes y “buenos”, prestando sus
útiles e incluso tareas o deberes escolares, tratan de “caer bien” para evitar
que se rían de ellos; otros sin embargo, adoptan una actitud desafiante,
defendiéndose a golpes o lanzando burlas contra otros que consideran más
débiles, la estrategia aquí es generar respeto por medio de la agresión a
otros.
En
Chile, los índices de obesidad infantil han aumentado fuertemente, así un
modelo de prevención en el más adecuado al momento de tratar el trastorno. Ya
se está implementando programas de alimentación saludable en los jardines
infantiles, quienes tienen un menú semanal de los alimentos que deben llevar a
clases, fomentando los más saludables como frutas y verduras.
Si
bien es cierto que los colegios se están preocupando del tema, no es posible
una prevención integral si los padres, durante el fin de semana, llevan a sus
niños a los centros de comida rápida, a modo de “regalonear” a sus hijos. Por
lo que una de las principales estrategias a desarrollar para trabajar el tema
de la obesidad es realizar talleres para padres, desde la enseñanza básica
hasta los niveles más altos.
Un
programa de prevención orientado a los padres, debe contener:
• Una definición y clasificación de la
obesidad: que explique con claridad los parámetros que hacen que un niño sea
obeso o tenga sobrepeso. Ello ayuda a que los padres sepan distinguir entre las
distintas clasificaciones que obesidad y realicen una prevención ante los
primeros signos, ello sin volverse adictos a los ejercicios o estresando a sus
hijos con el tema del peso, lo que desencadenaría un futuro problema de anorexia
o bulimia en los menores.
• Las principales características de la
obesidad en Chile: ayuda a tener una visión más amplia del problema en la
población chilena, centrándose en los niños, quienes muchas veces exigen a sus
padres los almuerzos con papas fritas o hamburguesas de comida rápida.
• Las consecuencias médicas y físicas del
sobrepeso en los niños: es esencial que los padres conozcan cómo la obesidad
puede llegar a afectar físicamente a sus hijos, quienes pueden llegar a
problemas graves como los cardíacos, hipertensión o diabetes, en especial si
existen antecedentes familiares de estas patologías. No se debe olvidad el
agregar las consecuencias a nivel psicológico, social e incluso a nivel
escolar, que conlleva la obesidad a edades tempranas.
• Las características de una dieta balanceada
en niños de acuerdo a cada edad y los requerimientos calóricos según actividad
física: a modo de guía, se deben entregar fichas que expongan las necesidades
alimenticias de los niños, con énfasis en los alimentos que no pueden faltar,
como leche y sus derivados.
• Las preparaciones de los alimentos de modo
que resulten saludables, evitando las frituras o excesos de grasas: en muchos
casos, los padres no pueden adquirir con frecuencia verduras y frutas u otros
alimentos más refinados, ya que por lo general los precios son altos, por lo
que una alternativa es desarrollar un modo de cocción más sano, en vez de freír
los alimentos, se pueden cocinar al vapor o simplemente en agua, se conversa
además de las mezclas más dañinas como acompañar siempre el puré de papas o
arroz con vienesas, huevos fritos, carne o pollo, reemplazando estas
combinaciones con tomates, lechugas u otras verduras de fácil acceso. La idea
es que diariamente se deben combinar los alimentos para que la dieta sea
balanceada, no restringiendo al menor, ya que lo más probable es que coma entre
comidas pan o dulces.
Asimismo,
se debe poner énfasis en el exceso en el consumo de bebidas gaseosas, tratando
de ser reemplazadas en lo posible por jugos naturales o simplemente agua
corriente. No se debe olvidar que los niños observan la comida antes de
ingerirla por lo que la presentación de los platos debe ser entretenida,
mezclando colores, haciendo llamativa la comida.
• Plantear un menú de alimentos para que los
niños lleven al colegio, evitando las golosinas y fomentando las frutas: esto
es de gran importancia, ya que los pequeños pasan largas horas en el colegio,
se debe procurar una buena alimentación e hidratación. Del mismo modo debe
haber un consenso de los alimentos que serán llevados, ya que algunas veces los
niños comparan sus almuerzos.
• Realizar un plan de ejercicios que puedan
desarrollar padres e hijos: lo cual además de prevenir la obesidad procura
mantener una buena relación y comunicación entre ellos. Como por ejemplo andar
en bicicleta por un parque durante el fin de semana, realizar caminatas
alrededor del barrio, realizar partidos de fútbol o simplemente juegos donde se
requiera el movimiento. Quienes poseen mayores recursos pueden inscribir a sus
hijos en actividades deportivas de su preferencia, como fútbol, tenis,
natación, etc. Procurando que no intervengan con el régimen escolar y que no
supongan una sobrecarga a las ya numerosas actividades que deben realizar los
niños.
• Poner énfasis que la alimentación saludable
es un estilo de vida: y no supone una obligación o castigo para los niños, por
lo que los padres deben saber que ellos son un modelo importante a seguir, de
modo que toda la familia forme parte de este estilo y no tengamos en la mesa
varios tipos de comida, donde el niño sólo pueda comer algunos mientras el
resto disfruta de “lo más rico”.