domingo, 21 de septiembre de 2014

Estructura de Personalidad "Normal"

La personalidad como concepto la entendemos como una organización dinámica de los sistemas biológicos, psicológicos y sociales que van a determinar el modo de relación de una persona con su ambiente, incluyendo las experiencias subjetivas de aquellas interacciones. Así la personalidad tiene una función adaptativa, entre las necesidades internas y las exigencias del mundo externo.

Un desarrollo normal o un desarrollo perturbado de la personalidad de un sujeto es el resultado de la interacción de múltiples factores (como decíamos biológicos y psicosociales), que actúan como predisponentes, facilitadotes, mantenedores o precipitantes de la patología.

La personalidad se organiza muy tempranamente en el desarrollo de una persona, y se expresa en un estilo particular de ser, con un pensamiento, conducta y adaptación distintiva. Los factores que influyen en la organización de la personalidad son los siguientes:

Factores biológicos:
Los factores biológicos incluyen las características genéticas, componentes congénitos y los adquiridos al momento del nacimiento que interactúan entre sí, conformando la base biológica de la personalidad. Los componentes genéticos permiten el aprendizaje, el pensamiento, expresión de emociones, etc. Y por ende difieren de una persona a otra, persistiendo desde los primeros días de nacido y sólo sufriendo pequeños cambios.

Factores  psicosociales:
Entre estos se encuentran los factores afectivos, que incluyen desde las experiencias tempranas de vínculo y apego, hasta los sucesos vitales normativos de la infancia y adolescencia. Se ha descrito ampliamente la importancia del vínculo y apego para el normal desarrollo de la personalidad de un sujeto, concluyéndose que la ausencia del vínculo o una interrupción brusca antes de los 6 o 7 años produce severas alteraciones en el plano emocional, manifestándose frecuentemente en dificultades en la capacidad de establecer relaciones afectivas adultas. Del mismo modo se establece que la relación más importante es con la madre si existe ausencia del padre, en caso contrario el padre debe apoyarla y más tarde fomentar la relación del hijo con el mundo exterior.

Los factores cognitivos abarcan desde el esquema sensorio- motriz hasta el pensamiento hipotético, pasando por la toma de conciencia de la propia persona, adquisición de una visión del mundo, habilidades de resolución de problemas, etc. El logro de la última etapa del pensamiento no asegura un desarrollo óptimo de la personalidad, sino que es un factor que facilita la comprensión y elaboración de los sucesos vitales, convirtiéndose así en un elemento protector frente a hechos adversos de la vida de la persona.
Los sucesos vitales se relacionan con los procedimientos normativos característicos del desarrollo de una persona, como el ingreso al jardín y a la escuela, el nacimiento de un hermano; y los sucesos no normativos que resultan ser inesperados, como la muerte de uno de los padres, separación de los padres, enfermedad crónica de un miembro de la familia, abuso sexual y violencia intrafamiliar. Cuando alguno de estos hechos acontecen en la vida de un niño pueden o no ser elaborados e incorporados en la experiencia individual y por ende en la propia personalidad, dependiendo de la etapa del desarrollo en que ocurran, las redes de apoyo familiar y de salud y los recursos psicológicos del menor, será la resolución final, pudiendo dañar significativamente el desarrollo de la personalidad.


Dentro de los factores sociales se encuentran la configuración familiar, las experiencias escolares y sociales, sistemas que interactúan entre sí, pudiendo favorecer, retardar o distorsionar el normal curso de desarrollo de la personalidad. 

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