Las
diferentes estructuras de personalidad presentan una tendencia a desarrollar
ciertos trastornos mentales, cuya aparición, además se ve determinada por
ambientes favorables o adversos. Si bien es cierto que las personalidades no
son un sinónimo de salud o patología, la estructura neurótica se estima como
aquella que provee una mejor adaptación y por ende a menos patologías
adyacentes. Lo frecuente acá son descompensaciones que se expresan en
trastornos ansiosos, conversivos, disfunciones sexuales en el adulto y
trastornos adaptativos.
Por
su parte las estructuras de tipo limítrofe, suelen descompensarse expresando
adicciones, trastornos de la identidad sexual, depresiones, trastorno bipolar y
trastornos del control de impulsos. En cambio, las estructuras de tipo
psicótico suelen presentar cualquier cuadro o combinación de patologías
mentales, siendo las más frecuentes la esquizofrenia, trastornos delirantes y
algunas de las patologías asociadas a la personalidad limítrofe.
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