El CIE-10
considera como al Daño Orgánico como parte de los Trastornos Mentales Orgánicos
(TMO), incluyendo un amplio y complejo
conjunto de desórdenes psicológicos y conductuales que se originan producto de
una pérdida o anormalidad en el cerebro, sea en estructura o en función. Fueron
llamados anteriormente síndromes orgánicos cerebrales.
Esta
disfunción puede ser de dos tipos:
• Primaria, en el caso de enfermedades,
lesiones o daños que afectan el cerebro de un modo directo y selectivo.
• Secundaria, cuando otras enfermedades
sistémicas o alteraciones orgánicas determinan el mal funcionamiento cerebral.
Los trastornos cerebrales secundarios al consumo de sustancias (incluyendo
alcohol), pertenecen a este grupo.
Es
posible distinguir ciertos síntomas que son característicos del daño orgánico,
entre ellos encontramos:
a)
Síntomas básicos o propios del trastorno:
- Alteraciones
del estado de la conciencia: incapacidad para fijar la atención y
desorientación en todas las esferas.
-
Alteraciones cognoscitivas: compromiso de la memoria reciente, deterioro
intelectual, disminución de la capacidad de enjuiciar y por ende de la
comprensión.
-
Alteraciones de la afectividad: pérdida del control afectivo, labilidad
emocional.
b)
Síntomas accesorios o facultativos (que pueden o no presentarse): se vinculan
al funcionamiento de la personalidad antes de la enfermedad y a conflictos
psicosociales por los que puede estar atravesando la persona. Pueden ser:
c) Compensatorios, como respuesta de
adaptación a los síntomas primarios, tales como el aislamiento o el orden
exagerado. De fallar este intento de adaptación pueden presentarse actitudes
inadecuadas de dependencia, regresión, negación de la enfermedad, rechazo al
tratamiento, etc.
d) Síntomas de tipo neurótico: ansiedad,
depresión, fobias, obsesiones;
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