Permitir y facilitar la expresión adaptativa: cuando un niño se encuentra estresado, lo
mejor que se puede hacer es ayudarlo a expresar su malestar, ya sea hablando,
llorando o haciendo alguna actividad que le permita elaborar lo que está
sintiendo. El reflejo ayuda mucho a la expresión emocional, porque al aceptar y
validad lo que el niño siente, le damos confianza para decir lo que le pasa sin
temor de que lo dejen de querer o de que pase algo malo. El contacto corporal
(cariño en la espalda o abrazos) es importante, cuando los niños expresan lo
que les pasa, es importante darle espacio para que lo hagan y no “sofocar” la emoción.
En otras palabras, tolerar la angustia que en ese momento puede tener el niño,
escucharlo por completo y no alegrarlo o distraerlo en ese momento. No
obstante, así como es de importante ayudar a los niños a expresarse, igualmente
importante es que lo hagan de manera adaptativa, es decir, expresar su angustia
o tristeza, sin gritar o siendo violentos, sino de una manera correcta, dado
que los niños necesitan límites para expresar sus emociones.
Dejar que un niño exprese libremente lo
que siente, puede ser igual de dañino que no dejarlo en absoluto hacerlo, en
específico si es una emoción muy intensa. Los límites deben ser vistos como
bordes contenedores de la expresión emocional. Mientras el reflejo verbal
contiene la sensación de la emoción, los límites contienen su expresión. Por
ejemplo, “Sé que tienes miedo porque te sientes insegura ahora (reflejo), pero
no por eso vas a gritar para decir cómo te sientes (establecer límites) ¿Por
qué no me cuentas qué es lo que te asusta? (se le motiva a expresar verbalmente
lo que le pasa)”. Otras veces los niños necesitan que les digamos que por más
que expresen lo que les está pasando, la situación que los acongoja no
cambiará: “Sé lo nerviosa que estás (reflejo), pero te tienes que quedar en el
colegio”. Si se fija, el límite se establece siempre después de haber reflejado
la emoción. En momentos de estrés, los niños necesitan saber que entendemos y
aceptamos cómo se están sintiendo, que estamos a su lado por más desagradable
que sea su emoción. Esto les ayuda a aceptar lo que están viviendo y a
tranquilizarse.