lunes, 31 de diciembre de 2018

Regulación Emocional

Para regularnos, primero que debemos hacer es identificar lo que nos pasa. Es decir, tomar conciencia de nuestras emociones, reacciones y necesidades. ¿Por qué estoy reaccionando así? ¿Por qué estoy haciendo como si no pasa nada? ¿Qué estoy sintiendo? ¿Por qué me irrita ver a mi hijo llorar? ¿Por qué me cuesta tanto aceptar que se enoje si lo reto? A veces las respuestas a estas preguntas son simples: “porque ayer dormí mal”, “porque tuve un mal día en el trabajo” o “porque mi hijo lleva dos semanas enfermo sin salir de casa y ambos estamos cansados”. Pero otras veces las respuestas son más complejas y se encuentran en nuestro pasado y en nuestra historia, específicamente en cómo nuestros padres actuaban cuando expresábamos alguna emoción. Por ejemplo, si mi madre se enojaba cada vez que yo me enrabiaba, lo más probable es que sin entender porqué yo también lo haga cuando mi hijo se enrabie. Entonces, si quiero ayudar a mi hijo a regular su rabia es de gran ayuda entender porqué me enojo cuando se enrabia. Y para eso es preciso hacer un viaje al pasado. Desde pequeños grabamos patrones de cómo reaccionar ante distintas emociones en función de lo que vemos en nuestros padres. Sus reacciones nos van contando y enseñando qué se debe hacer con determinada emoción. Y con el paso del tiempo, estos patrones se activan en situaciones similares, muchas veces sin darnos cuenta nos hacen sentir y actuar de cierta manera. Por ejemplo angustiarnos ante la rabia (sentir) y por tanto hacer como que no pasa nada (conducta). Por más que hayamos dicho que no seremos iguales a nuestros padres, si no somos conscientes de nuestra historia, lo más probable es que nos veamos para entender nuestras reacciones automáticas y así manejarlas sin que ellas nos manejen a nosotros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario