1. Autorregularse: Para
ayudar a un niño o adolescente a regular sus emociones en indispensable estar
tranquilo. No Hay ningún paso que se pueda seguir de manera adecuada si estamos
alterados.
En primer lugar, porque es difícil ayudar
a un niño o adolescente a regularse si uno está desregulado. Y porque
necesitamos tener la cabeza fría para prestar atención a lo que está ocurriendo
y el corazón lo suficientemente tranquilo para sentir y darnos cuenta de lo que
le pasa al niño o adolescente. Antes de hacer cualquier cosa, es preciso dar un
paso atrás, respirar hondo y calmarnos. Es como las instrucciones de seguridad
que dan en los aviones. Si hay un accidente, para ayudar a nuestros hijos primero
debemos ponernos oxígeno nosotros. Esto suena tan sencillo, en la práctica es
una de las cosas más difíciles de hacer. Nadie es inmune al malestar de un
hijo, sea pena, rabia o angustia. Esto se debe a que sus emociones despiertan
otras aún más fuertes en nosotros. Creo que estamos de acuerdo con que ver a un
hijo sufrir es desgarrador.
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