Reflejo del estado mental: reflejar
consiste en decirle verbalmente al niño lo que le pasa en ese momento (lo que
siente, lo que necesita, lo que quiere), es decir, nos convertimos en un espejo
de su estado mental. Por ejemplo, “Amanda, por tu carita puedo ver que estas
angustiada”, “entiendo, estás nerviosa porque te sientes intranquila”. El
reflejo del estado mental tiene beneficios tanto afectivos como educativos.
Afectiva porque permite mostrar empatía y validad lo que el niño siente en ese
momento. Por otro lado, el reflejo contiene la experiencia del niño y al
traducirle a este lo que le pasa en palabras simples, le resulta más fácil
tolerar lo que siente y, por tanto, calmarse. En cuanto al beneficio educativo,
el reflejo permite que el niño vaya poco a poco aprendiendo a reconocer y a
ponerle nombre a lo que le pasa, de la misma forma que algún día lo aprendió
con otros estados más simples, como el frío o las ganas de ir al baño.
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