Los niños son especialmente vulnerables y sensibles
(por etapa del desarrollo, por dependencia, física y emocional hacia otros, por
la fragilidad de su mente, etc.) a sufrir un Trauma que impacte en su mente,
dejando herida y huellas en forma más o menos permanente.
¿Qué situaciones gatillan esto?, justamente
aquellos que cuidan de un niño, padres u otros, pueden llegar a constituirse en
personas que traumatizan la mente
infantil, dejando una huella para toda la vida. Es lo que se llama el Trauma Relacional Temprano.
Bowlby (Fonagy, 2004) planteaba que las relaciones
de apego tempranas organizan en gran medida la salud (o enfermedad) mental de
una persona, por tanto la experiencia repetida, permanente y estable del
cuidador hacia el niño que proveen seguridad, supervivencia y permiten la
exploración del infante en el medio social. Parte esencial de esta teoría es la
mentalización, esto es la capacidad
del cuidador principal de poder interpretar las necesidades y emociones del
niño, de modo de realizar un espejo de ellas, permitiendo luego la habilidad de
poder interpretar correctamente cómo sienten o piensan los otros, por ende no
es sólo un proceso a nivel cognitivo, sino también afectivo.
Cuando se produce una falla en la relación de apego
temprano, surge un estilo de relación que se denomina Desorganizado, caracterizado principalmente por una conducta
caótica y desorganizada del cuidador hacia el niño, por cuanto no provee
seguridad o estabilidad, emocional, cognitiva, afectiva y física, por medio de
abuso, maltrato, negligencias severas, entre otras (Lecannelier et al., 2011). Existe
evidencia de la asociación entre un tipo de apego desorganizado y fallas en la
adaptación futura de una persona, llegando a la psicopatología, a la desorganización
de la conducta y a patrones más altos de comportamiento agresivo y trasgresor en
el adulto.
De acuerdo a ello, un vínculo de apego
desorganizado generará un impacto traumático en la mente infantil, una huella y
una herida permanente, aunque muchas veces invisible aún para el propio niño
ahora adulto.
Todos los que trabajamos con personas, niños,
niñas, adolescentes o adultos, nos hemos podido percatar que un Trauma no
impactará de la misma forma o profundidad en esta persona. ¿Qué factor podría explicar
esto? Se habla de la vulnerabilidad biológica, neurológica o de una cierta
predisposición o sensibilidad para que ese impacto genere una herida más
profunda en algunos. Sin embargo también existe el concepto de resiliencia.
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