miércoles, 4 de noviembre de 2015

Trauma Relacional Temprano

II. 

Los niños son especialmente vulnerables y sensibles (por etapa del desarrollo, por dependencia, física y emocional hacia otros, por la fragilidad de su mente, etc.) a sufrir un Trauma que impacte en su mente, dejando herida y huellas en forma más o menos permanente.

¿Qué situaciones gatillan esto?, justamente aquellos que cuidan de un niño, padres u otros, pueden llegar a constituirse en personas que traumatizan la mente infantil, dejando una huella para toda la vida. Es lo que se llama el Trauma Relacional Temprano.

Bowlby (Fonagy, 2004) planteaba que las relaciones de apego tempranas organizan en gran medida la salud (o enfermedad) mental de una persona, por tanto la experiencia repetida, permanente y estable del cuidador hacia el niño que proveen seguridad, supervivencia y permiten la exploración del infante en el medio social. Parte esencial de esta teoría es la mentalización, esto es la capacidad del cuidador principal de poder interpretar las necesidades y emociones del niño, de modo de realizar un espejo de ellas, permitiendo luego la habilidad de poder interpretar correctamente cómo sienten o piensan los otros, por ende no es sólo un proceso a nivel cognitivo, sino también afectivo.

Cuando se produce una falla en la relación de apego temprano, surge un estilo de relación que se denomina Desorganizado, caracterizado principalmente por una conducta caótica y desorganizada del cuidador hacia el niño, por cuanto no provee seguridad o estabilidad, emocional, cognitiva, afectiva y física, por medio de abuso, maltrato, negligencias severas, entre otras (Lecannelier et al., 2011). Existe evidencia de la asociación entre un tipo de apego desorganizado y fallas en la adaptación futura de una persona, llegando a la psicopatología, a la desorganización de la conducta y a patrones más altos de comportamiento agresivo y trasgresor en el adulto.

De acuerdo a ello, un vínculo de apego desorganizado generará un impacto traumático en la mente infantil, una huella y una herida permanente, aunque muchas veces invisible aún para el propio niño ahora adulto.


Todos los que trabajamos con personas, niños, niñas, adolescentes o adultos, nos hemos podido percatar que un Trauma no impactará de la misma forma o profundidad en esta persona. ¿Qué factor podría explicar esto? Se habla de la vulnerabilidad biológica, neurológica o de una cierta predisposición o sensibilidad para que ese impacto genere una herida más profunda en algunos. Sin embargo también existe el concepto de resiliencia. 

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