sábado, 5 de abril de 2014

Trastrono depresivo en la infancia y el colegio

El tratamiento de la depresión infantil ante todo debe ser individualizado, adaptado a cada caso en particular y a la fase del desarrollo que se encuentra el niño, en base a: su funcionamiento cognitivo, su maduración social y su capacidad de mantener la atención.

Debe además involucrar de una manera activa a los padres, y realizar intervenciones hacia el entorno del niño (familiar, social y escolar).

El tratamiento se divide en tratamiento de fase aguda y fase de mantenimiento.
El tratamiento en Fase Aguda, incluye: Psicológico, Farmacológico y Combinado.

Las Terapias Psicológicas más utilizadas son:

• Cognitivo-Conductual: se basa en la premisa de que el paciente deprimido tiene una visión distorsionada de sí mismo, del mundo y del futuro. Tales distorsiones contribuyen a su depresión y pueden identificarse y tratarse con esta técnica.

• Conductual: se basa en la aplicación de técnicas de modificación conductual, manejo adecuado de situaciones, etc.

 • Familiar.

 • Grupal y de Apoyo.

El Tratamiento Farmacológico se basa en el uso de drogas como:

• Antidepresivos Tricíclicos, para lo cual se requiere un EEG basal, y mediciones de tensión arterial, frecuencia cardiaca y peso.

• Los Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina ISRS, son en la actualidad los más utilizados, por su eficacia, aparente bajo perfil de efectos colaterales, baja letalidad por sobredosis y fácil administración una vez al día.

El Tratamiento Combinado, que incluye fármacos y terapias psicológicas, ha demostrado ser lo más adecuado en la actualidad.

Así mismo, el Tratamiento en Fase de Mantenimiento va a depender del estado clínico del paciente, su funcionamiento intelectual, su sistema de apoyo, la presencia o no de estresores ambientales y su respuesta al tratamiento.

Durante el periodo de clases se debe animar al niño con actividades lúcidas, de entretención, donde interactúe con sus pares. Del mismo modo, se debe reforzar cada vez que el menor presente una buena conducta, en el caso de que su conducta típica sea de rabietas y berrinches. Así no se le prestará la suficiente atención cuando está en esa fase, pero se le reforzará inmediatamente cuando mejore su estado. Finalmente se le estimulará haciéndolo partícipe de la clase, dirigiendo a un grupo, repartiendo pruebas o trabajos, la idea central es que ocupe un lugar importante en la sala de clases y para el profesor.

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