viernes, 7 de febrero de 2014

Fobias Sociales


Se refieren al miedo exagerado y persistente a actuar de un modo humillante o ante situaciones se supongan la evaluación por parte de personas que no forman parte del hogar. Ejemplos de estas situaciones son las siguientes:
 

-          Hablar en público

-          Leer en voz alta o contestar una pregunta

-          Comer y beber en público

-          Escribir en público

-          Ir a fiestas o cumpleaños

-          Usar baños públicos

-          Hablar con figuras de autoridad

-          Asistir a reuniones

-          Jugar con otros niños


Generalmente, estos niños o adolescentes temen que los demás se den cuenta de los síntomas de su ansiedad como enrojecimiento, temblor de manos y voz, agitación respiratoria, sudoración excesiva, etc., lo que a su vez genera mayor ansiedad, aumentando los síntomas principales.


Un dato interesante de considerar es que generalmente, aparece ansiedad anticipatoria y ello genera preocupaciones antes de enfrentar la situación social temida, lo que a su vez, genera ansiedad, constituyéndose un círculo vicioso que da lugar a un más rendimiento social real o subjetivo en la situación temida.


Sin embargo, la ansiedad y evitación transitoria de situaciones temidas puede ser frecuentes durante la niñez y adolescencia, y no provocan un malestar significativo que permita diagnosticar una fobia social. Así, en las personas menores de 18 años los síntomas deben persistir a los menos durante seis meses antes de ser diagnosticado.


La fobia social suele aparecer típicamente a mediados de la edad adulta, a veces con el antecedente infantil de timidez o inhibición social. Algunos individuos sitúan el inicio del cuadro al principio de la segunda infancia. La aparición del trastorno puede seguir bruscamente a una experiencia estresante o humillante, o bien puede hacerlo de forma lenta e insidiosa.


El curso de la fobia social acostumbra a ser crónico o continuo. A menudo persiste durante toda la vida, si bien a veces remite total o parcialmente en el transcurso de la edad adulta. La intensidad del trastorno y sus consecuencias en la actividad diaria del individuo dependen principalmente de los acontecimientos vitales estresantes y de las exigencias sociales del lugar o la profesión.


Por ejemplo, la fobia social puede disminuir cuando el individuo que siente temor por las citas con las chicas logra casarse y volver a aparecer con toda su intensidad si aquél se queda viudo. A veces la fobia social aparece por primera vez cuando el individuo obtiene un ascenso en el trabajo que le obliga, por ejemplo, a hablar a menudo ante el público, cuando nunca antes se había visto en la necesidad de tener que hacerlo.

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