miércoles, 26 de febrero de 2014

Agresividad y desadaptación


El segundo gran tema a tratar dentro de este punto es la agresividad, las conductas evasivas y las conductas perturbadoras, las cuales se pueden reunir bajo el término de violencia en los niños y jóvenes, los cuales se muestran como desadaptados al medio escolar.

La violencia se puede definir como una acción intencional del uso de la fuerza o del poder y por la cual una o más personas, producen daño físico, mental, sexual o en su libertad de movimiento o la muerte a otra u otras personas, o a sí mismas con un fin predeterminado.

Así, se distinguen tres componentes básicos:

- La intencionalidad en el uso de la fuerza o poder

- La generación de un daño

- El fin perseguido, en el que subyace el ejercicio de alguna forma de poder, bien sea a nivel del hogar, público o de grupo.

 

Por otro lado, tenemos las conductas de desadaptación social, las cuales difieren en grado de las conductas violentas, antes descritas. Los niños que presentan problemas serios en sus relaciones con sus compañeros no sólo se van a ver privados de ocasiones únicas de aprendizaje de un número importante de habilidades para las relaciones interpersonales, sino que, muy posiblemente, presentan un alto riesgo de manifestar desadaptación en el futuro, llegando a manifestar distintas alteraciones conductuales violentas.

El grado de adaptación de un niño o niña es un factor protector de futuras alteraciones conductuales, por lo tanto, los profesores deben estar atentos a las señales sutiles que presentan los menores y que puedan dar datos de una posible deficiencia social.

No existe un criterio para definir unas relaciones pobres o deficitarias con los pares, e identificar a los niños que lo experimentan. La definición de unas malas relaciones sociales con los pares incluyen una interacción muy escasa, centrándose en la conexión que aparece entre inadaptación posterior y agresión y /o patrones de conducta antisocial temprana de los niños; otras definiciones se centran en la pasividad y ausencia de una adecuada asertividad en el niño.

Así, existen distintas acepciones de acuerdo al criterio que tengamos para evaluar la desadaptación:

1. Definición basada en la aceptación de los pares: se basa en índices sociométrico de aceptación o popularidad. Un niño disfrutaría de unas buenas relaciones con sus compañeros cuando es aceptado por ellos. El problema de esta definición es que no capta las conductas concretas que hacen que el niño sea rechazado.

2. Definición conductual: esto hace referencia a que unas relaciones sociales con los pares positivas y adecuadas se dan si el niño emite conductas específicas a la situación que aumentan la posibilidad de refuerzo, disminuyendo la probabilidad de castigo. El problema de esta definición es que no se describen cuáles son las conductas hábiles y cuáles son desadaptadas.

3. Definición de validez social: según esto, las relaciones sociales con los pares serían buenas si en una situación dada se emiten las conductas que predicen resultados importantes para los niños, como son la aprobación de otros niños, aprobación de los adultos, etc.

4. Definición basada en el juicio de los adultos: la forma más común de identificar las relaciones sociales en la infancia  es el informe directo del adulto a cargo del niño, como padres y profesores, y es cuando buscan ayuda profesional que se manifestaría una mala relación social con otros.

5. Definición desde el punto de vista de los propios niños: hay quienes opinan que los pares dan el mejor indicador de la conducta social de otro niño, ya que reporta experiencias personales directas en el trato cotidiano. Asimismo el auto reporte es un buen indicador de los niveles de conducta social, como son los reportes del grado de ansiedad frente a una relación interpersonal, niveles de soledad, niveles de auto eficacia, etc.

Los niños y adolescentes agresivos, presentan un grado de desadaptación social grave o severo.  Existe por un lado una inadaptación social y por otro conducta agresiva y patrones de conducta antisocial.

Si se considera que una conducta es socialmente competente si alcanza sus objetivos de un modo adecuado, se puede decir que tanto los niño pasivos y retraídos muestran conducta poco o nada efectivas, los agresivos muestran conductas que pueden ser muy efectivas, pero casi nunca apropiadas. El comportamiento agresivo hace uso de la fuerza física, sociológica o emocional y conduce a la violación de los derechos y sentimientos de los demás.

En general, los niños agresivos tienden a presentar una amplia gama de problemas que incluyen disfunción familiar, dificultades de aprendizaje serias y unas malas relaciones sociales. No son menos populares sino que muestran alta incidencia de fracaso escolar y abandono prematuro de la escuela, provocan la contra agresión y el rechazo de sus pares, y, sin un tratamiento de por medio, van a tener de adultos problemas de adaptación que pueden ser graves como delincuencia juvenil, conducta antisocial, problemas psicológicos, abuso y adicción a drogas, etc.

No es de extrañar que en muchas ocasiones sean identificados como niños con trastorno disocial, puesto que la principal dificultad con los iguales en este trastorno es la agresividad. La conducta agresiva va unida al rechazo social, cuestión que parece no dejar lugar a dudas.

El proceso de socialización parece estar gravemente dificultado para estos niños agresivos. Existe evidencia de que el rechazo social a que se ven sometidos los niños agresivos puede tener un papel causal en el desarrollo del trastorno disocial. El niño agredido tiende a evitar al niño agresivo. Eso a la larga llevará a cierto aislamiento auto impuesto, privándole de la oportunidad de interactuar con niños socialmente competente y aprender así formas correctas y apropiadas de comportarse y de controlar sus impulsos agresivos.

Por otro lado, cuando los niños agresivos son rechazados por el grupo mayoritario de compañeros, tienden a asociarse con otros niños igualmente agresivos y rechazados. Ello supone la exposición a modelos de más conductas agresivas y desviadas, y como se dijo, restringe las oportunidades de interactuar con modelos competente, estableciéndose un círculo vicioso.

 

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