El
estudio científico de la psicopatología infantil tiene poco más de un siglo, y
se debe considerar que su constitución es el resultado de la confluencia de
varias disciplinas, como son la pediatría, la psiquiatría, la neurología, la
psicología y la sociología. Los aportes y progresos realizados en cada una de
estas áreas de conocimientos han permitido la constitución y desarrollo de la
psicopatología infantil.
Los
trabajos realizados sobre la conducta muestran que desde la antigüedad existen
referencias de las enfermedades mentales en los niños, aunque las ideas acerca
de ellas y el modo de afrontarlas hayan sido diferentes según el momento
histórico y el lugar.
No hay
que olvidar que los que han sido designados como expertos en el tema de
conducta anormal han representado generalmente las instituciones dominantes del
momento, como son las religiosas, médicas, filosóficas, legales, políticas y
científicas.
Antes, el
niño no era reconocido, esperándose de él una conducta similar a la del adulto,
pero sin sus derechos y considerándose propiedad de los padres para todos los
efectos.
Otro
aspecto es la gran mortalidad de niños, consideremos que dos tercios morían
antes de los cuatro años debido a las enfermedades poco controladas, mala
higiene en general y los problemas en la alimentación, y los sobrevivientes se
consideraban como mercancía de gran valor ya que eran fuerza de trabajo. Por lo
que nos damos cuenta de la falta de estatus del niño en la sociedad, que
impedía verlos en otras dimensiones.
Cerca del
siglo XVIII, a los trastornos del comportamiento en la infancia, se les
atribuía un origen de posesión, malvados o idiotas. A partir del siglo XIX, se
inician los esfuerzos por educarlos, en principio en asilos o instituciones
para “idiotas” y posteriormente en refugios o escuelas para criminales,
alborotadores o niños “retrasados”.
El
movimiento de higiene mental y el movimiento de estudios del niño, a principios
del siglo XX, proporcionan información al problema de los trastornos del
comportamiento infantil, permitiendo actuar de forma más eficaz en la escuela y
en sus casas.
En 1940,
fueron descritos algunos síndromes severos en niños y se inician algunos
programas educativos de tendencia psicoanalítica. Entre 1960 y 1979, se produce
un rápido y gran crecimiento de los conocimientos tanto teóricos como
prácticos, principalmente de la mano del conductismo.
Si bien
los avances científicos de todas las áreas del conocimiento han incidido en el
desarrollo de esta disciplina, la aplicación de estos aportes no habría podido
realizarse si el concepto de infante o niño, con características específicas,
no hubiese tomado posiciones en todas las áreas sociales.
La
ausencia de una identidad independiente de la infancia y adolescencia ha
impedido reconocer la importancia que tiene este periodo, así como sus
características específicas. Estos hechos han incidido en el tardío desarrollo
de la psicopatología del niño y del adolescente.
Los
avances de la ciencia y los cambios de los valores sociales han ido perfilando
la forma de aproximarse a la comprensión del comportamiento del niño y surge
una concepción o visión vital para el abordaje de la psicopatología infantil,
cuando se comienza a considerar al niño como un organismo en evolución cuya conducta cambia en el tiempo, según su
nivel de desarrollo.
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