Al
evaluar la conducta en el niño, cualquier juicio que establezcamos dependerá de
los criterios que utilicemos para diferenciar la normalidad de la anormalidad.
Así tenemos:
Normalidad
como media: supone el considerar como normales aquellas conductas
que se dan con mayor frecuencia en la infancia. Es importante, además valorar
el momento evolutivo en que se produce el hecho, Así, no será lo mismo una
conducta de excesiva dependencia hacia la madre en un niño de un año, que en
uno de cinco. En este último caso se trataría de un retraso evolutivo.
Como
problema, tenemos que muchos rasgos de carácter o características especiales de
los niños serían patológicos según este criterio aún sin poder ser considerados
como tales, como por ejemplo un niño extremadamente inteligente sería tan
anormal como uno con un retraso mental.
Normalidad
como ideal: esta idea tiene su origen en las teorías
psicodinámicas, de acuerdo con las cuales, la normalidad completa se trataría
de algo utópico. El desarrollo psíquico seguiría una escala evolutiva, cuyo
eslabón final sería un equilibrio intrapsíquico completo. Evidentemente, la
dificultad de este concepto reside en admitir la existencia de patología en
prácticamente todas las personas.
Normalidad
como ajuste: esto supone una aproximación más flexible al concepto
de normalidad. Supondría la capacidad de adaptación del individuo al medio, de
forma que todos aquellos síntomas que produjeses dificultades a nivel de las
relaciones interpersonales, laborales, o en los rendimientos escolares, desde
un punto de vista subjetivo o de acuerdo a un juicio externo, supondrían una
patología.
Otra
forma de evaluar la conducta sería siguiendo un criterio cuantitativo y
cualitativo. Cuantitativo se refiere a que las conductas normales o anormales
se diferencian en el grado o intensidad en que aparecen, por ejemplo una
inquietud excesiva o una gran pasividad son sugestivas de conducta anormal. Lo
cualitativo habla de una diferencia en la calidad y tipo de las conductas
normales y patológicas. El caso más típico serían los síntomas psicóticos, que
presentan una diferencia cualitativa clara con respecto a lo normal.
Para
definir la conducta anormal, no hay un solo criterio, se podría dar una
aproximación en función de:
- Frecuencia e intensidad
- De que los demás la perciban como irracional o
incompresible
- Que sea molesta para otros, daño
- Que sea molesta para si mismo, sufrimiento
- Conducta no adaptativa
- Violación de normas éticas no escritas
(implícitas)
Existen
principios fundamentales para analizar estas características anteriores, que
son:
-
No es necesario que se den todas
-
Ninguna es suficiente para que se de una
patología
-
Siempre han de darse al menos dos de las
características anteriores para que se de una patología
-
Ninguna conducta es por si misma anormal
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