viernes, 31 de enero de 2014

Trastorno de ansiedad en la infancia, ansiedad y miedos


La ansiedad y los miedos son fenómenos universales que forman parte del entramado del desarrollo humano. Así, el miedo a la separación, la timidez social, el miedo al fracaso, el miedo a la oscuridad, a los animales o a las pesadillas, forman parte de los problemas cotidianos de la infancia.

 
Los conceptos, ansiedad, miedo, angustia y estrés han sido utilizados de manera distinta por las personas y los especialistas en salud mental. El miedo es una emoción producida por un peligro inminente y presente, por ello se encuentra estrechamente ligado a los estímulos que lo generan, por su parte la ansiedad hace referencia a la anticipación de un peligro venidero, indefinible e imprevisible, siendo la causa más vaga y menos comprensible para la persona. Así entendido, la ansiedad ha sido definida como miedo sin objeto, mientras el miedo es considerado como la ansiedad ante un estimulo determinado.
 

Los miedos constituyen una respuesta de activación fisiológica normal provocada por hechos nocivos o amenazantes, que capacita al organismo para reaccionar ante un peligro. Así son respuestas adaptativas que permite el niño adquirir habilidades para enfrentarse a situaciones peligrosas o nocivas. Por lo que se puede afirmar que son instintivos y universales, sin aprendizaje previo.

 
Aunque la ansiedad cumple una función de activación que facilita la capacidad de respuesta de la persona ante los peligros, cuando es excesiva en frecuencia, intensidad y duración, o aparece asociada a estímulos que no representan una amenaza real para la persona, produce alteraciones en el funcionamiento del sujeto y se considera patológica. Es en estos casos cuando se considera un Trastorno de Ansiedad.

 
De acuerdo a lo anterior, es clave poder determinar en qué punto es apropiado redefinir estos síntomas como trastornos emocionales. Algunos criterios que pueden esclarecer las diferencias con: la cronicidad, es decir, que perdura por un tiempo prolongado, la intensidad de los síntomas, la interferencia en el funcionamiento e interferencia con el proceso de desarrollo psicológico de la persona.

 

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