En uno de los
primeros estudios chilenos (Lecannelier,
Kimelman, González, Núñez & Hoffmann, 2008), los resultados evidenciaron un
alta tendencia a establecer apego seguro entre las díadas, llegando al 73%, distribución
similar a la estudios internacionales en poblaciones normativas (Sroufe et al.,
2005 en Lecannelier et al., 2008). Sin embargo aún es necesaria la
identificación de los factores de riesgo para el establecimiento de un estilo
inseguro de apego.
Los investigadores
del apego, en el último tiempo, se han ido desplazando hacia modelos multinivel
más complejos respecto a los factores de riesgo.
Un modelo acerca
del desarrollo de patrones de apego, postula que habría transacciones
bidireccionales entre los factores: personalidad, cuidador y contextos de
riesgo. Un factor de de riesgo por tanto, se podría asociar con otros. Como un
nivel de riesgo extremo se puede potenciar con cualquier otro factor de riesgo,
la probabilidad de psicopatología al desarrollar un patrón de apego inseguro se
incrementa (Ciccheti & Cohen, 2006).
En diversos casos
la enfermedad psiquiátrica del cuidador principal o la madre repercute en la
forma en que se cuida y se trata al hijo, influyendo inevitablemente, en el
vínculo que se establece entre ambos (Marrone, 2001). Más específicamente, los
problemas psicológicos en las madres (patología mental, alcoholismo, maltrato
infantil, entre otros) tienen un claro efecto sobre el desarrollo de apegos
inseguros. Sin embargo, pese a que los problemas en el niño (prematuros,
Síndrome de Down, entre otros) generan un efecto negativo sobre el vínculo que
se establece entre madre e hijo, este es menos evidente. Esto se puede
interpretar como que las dificultades o limitaciones de los niños no ponen en
peligro el desarrollo de relaciones seguras de apego, en cambio las de las
madres sí, puesto que el hijo no puede compensar las deficiencias de las
madres, aumentando el riesgo de generar un apego inseguro (Cantón & Cortés,
2005), las madres, supone la teoría del apego, dispondrían de mayores
capacidades para poder adaptarse a las necesidades del hijo.
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