lunes, 15 de abril de 2013

Conceptos fundamentales sobre el apego temprano II


Otro concepto fundamental de esta teoría se relaciona con la representación y la internalización que se da en el contexto social, entre padres e hijos, que se definen como un “modelo operativo interno del self y del otro” (Moneta, 2003, p.44), también llamados “modelos internos de trabajo” (Moneta, 2003, p.2; Bowlby, 1989).

Estos modelos son representaciones que el bebé construye en torno a la figura vincular, frecuentemente la madre, y a sí mismo (Bowlby, 1989; Moneta, 2003), y se conforman a partir del cuidador y las formas que él establece de comunicarse y comportarse. De este modo surgen del comportamiento real de la madre hacia el hijo, de las imágenes acerca de él que le son comunicadas y también por la manera de tratarlo y hablarle; mediante el proceso de la internalización, el hijo obtiene una representación de sí mismo, de lo que la madre piensa y siente acerca de él, además de sus miedos y deseos, sirviendo como base para toda la vida, contiene las representaciones del mundo y de sí mismo, que se van incorporando a lo largo de las diversas experiencias, por ello no dependen exclusivamente de la figura de apego, sino también de su ausencia (inaccesibilidad) y las respuestas para adaptarse a ella (Marrone, 2001). Al ser construidas en los primeros años de vida, se convierten en estructuras cognitivas más o menos permanentes y que en el futuro operan de manera inconsciente (Bowlby, 1989).

Otro concepto relevante en la teoría del apego es la respuesta sensible del cuidador como un organizador de la psiquis del hijo (Marrone, 2001). La sensibilidad materna es definida por Ainsworth como la capacidad para percibir las señalas no verbales del bebé, captando su necesidad, interpretándolas adecuadamente y respondiendo en forma contingente (Ainsworth, Waters & Wall, 1978). La falta de sensibilidad, por su parte, indica un fracaso del cuidador en la interpretación de las señales o deseos del bebé, no logrando apoyo en sus estados positivos o displancenteros (Ainsworth et al., 1978; Marrone, 2001; Enríquez et al., 2008). Se ha estudiado que los apegos de estilo seguros se relacionan con una alta sensibilidad materna, en especial durante el primer año de vida del niño (Wolff & Van Ijzendoorn, 1997). De este modo, entendemos que la respuesta sensible de la madre cumple con dos funciones importantes para el bienestar del bebé, en primer lugar la de acceder a su estado mental de manera tal, y esta es la segunda función, de atribuirle un significado, lo que implica la marcha de una serie de complejos procesos afectivos y cognitivos, basados en los propios modelos operativos de la madre y de su capacidad para comprender el estado mental del hijo, pudiendo reflexionar acerca de ellos. La respuesta sensible permite a la madre sentir empáticamente a su hijo, pero a la vez poder reaccionar en forma independiente de él (Marrone, 2001).

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