Antes
de comenzar a leer este texto, quiero que sepas, que todos los que
somos padres hemos experimentado rabietas y explosiones de
frustración y rabia, no hablo sólo de nuestros hijos, sino nuestras
propias explosiones de enojo. Es totalmente esperable que nos
sintamos agobiados en muchos momentos.
Por
lo tanto, sentir rabia, enojo y frustración es perfectamente normal,
si nosotros lo sentimos porqué no un niño?, aquel que no tiene un
pensamiento desarrollado como para expresar o comprender lo
suficiente qué está sintiendo, reaccionará con frustración. Para
poder enseñarles a los niños cómo expresar de mejor forma sus
enojos (ojo no es reprimir sus emociones) debemos también nosotros
tomar conciencia de cómo reaccionamos frente a ellos, les gritamos
de vuelta?, los ignoramos?, les decimos que “hagan lo que
quieran”?.... ninguna de estas alternativas nos ha ayudado cierto?
Aquí tenemos algunas estrategias que pueden ser de utilidad:
–El
padre o madre debe mantener la calma, no perder el control es
fundamental, es decir, no gritarle, no pegarle, no decirle malas
palabras y tampoco atribuirle malas intenciones.
–Es
útil ponerse a la altura del niño o niña, incluso sentarse al lado
de ellos, así transmitimos la idea de que el padre o madre no va a
tomar una actitud autoritaria y rígida, sino que estamos dispuestos
al diálogo.
–Es
importante reflejar las emociones de los niños y decírselas en voz
alta, por ejemplo: sé que te da mucha rabia tener que ir a dormir a
esta hora, pero es necesario para mañana levantarnos temprano e ir a
la escuela”. Esto fomenta la verbalización y la comprensión de
las propias emociones en los niños.
- Mientras sea posible es útil ofrecerle alternativas para distraer
la atención del niño de lo que no deseamos que haga, en vez de
jugar con tierra dentro de la casa, le podemos ofrecer uno de sus
juguetes favoritos, ello fomenta la flexibilidad de pensamiento para
disponer de diferentes alternativas en vez de explotar en rabia.
- Nunca
se debe caer en la ridiculización de los niños, ni amenazarlos, ya
que el niño no comprenderá nada, es más lo alteraremos más aún
o bien haremos que desarrollo una actitud de indiferencia. Cuando
esté calmado es posible explicar lo inapropiado de ciertas
conductas.
- Siempre que sea posible anticipar una pataleta podemos intentar
razonar con un niño o niña demostrándole que lo comprendemos, que
no está “loco” por querer jugar en vez de ir a hacer sus
deberes escolares, acto seguido debemos explicarle nuestras razones
para que haga lo que deseamos, por ejemplo cepillarse los dientes,
bañarse o hacer tareas escolares. Al final es posible dejarle la
solución al niño, es decir entregarle alternativas para resolver
el problema, decirle : ¿Cómo
lo arreglamos? Y le ofrecemos alternativas, por ejemplo: ¿juegas 10
minutos más y cuando suene la alarma te vas a lavar los dientes? U
otra alternativa.
- Es importante saber que cuando una persona está enfadada y fuera de
control no va a razonar ni comprender consecuencias, por lo que
tratar de diciplinar en esos momentos a un niño sólo va a aumentar
su frustración.
Es
importante entender que las estrategias de control de
rabietas que signifique un mayor estrés en el niño o niña no es la
adecuada y provoca consecuencias negativas en el tiempo.
Si
logramos empatizar con un niño o niña que está pasando por una
rabieta, con altos montos de frustración y estrés, aumentamos la
paciencia para poder acogerlos y contenerlos, con ello les enseñamos
regulación. Piensa por ejemplo si estás muy enojado, estresado y
frustrado y tu pareja te dice que te retires a “pensar” en tu
mala conducta, que no estás “haciendo lo correcto” o simplemente
te ignora nos sentiríamos muy frustrados e ignorados, cómo podemos
entonces pedirle a un niño que se “siente a pensar en lo que
hizo?”. Lo que mejor podemos ofrecer es la contención en los
momentos de estrés. La premisa puede ser “no les hagamos lo que a
nosotros nos haría sentir mal en momentos de
rabia/frustración/pena”.
Nadie
es perfecto, no se puede pretender saber todo el tiempo qué
hacer y cómo hacerlo. Si un padre o madre u otro cuidador tiene
dificultades para manejar las propias frustraciones es mucho mejor
aceptarlo y aprender a mirarse, a entenderse y a reconocer qué es lo
que le sucede con ese hijo/a o niño/a en particular. Aceptar que es
difícil lidiar con las propias rabias es el primer paso para
autorregularse y para enseñar al niño/a a regularse después.
Por
mucho tiempo se habló del tiempo fuera (Time out) para los niños,
yo sugiero el Tiempo fuera para los padres cuando la situación se
torna color negro. Pero hay un paso intermedio que muchos expertos
recomiendan y el es Tiempo adentro (Time In), esto entrega una
valiosa enseñanza a los niños /as, y es hacerles ver y sentir que
los padres siempre van a estar con ellos en los momentos más
difíciles, que serán protectores y contenedores aún cuando sus
emociones sean 'negativas'. Todo lo anteriormente expuesto habla del
Time In y cómo hacerlo.
Sea
cual sea la estrategia que adoptes como padre o madre piensa que si
lo que haces provoca aumento de estrés y descontrol en el niño o
niña va a tener una consecuencia negativa a largo plazo en él o
ella, por lo demás afecta la relación entre los dos, por lo que
buscar otra alternativa, una y otra vez con paciencia y
empatía por ese niño o niña favorecerá su desarrollo en todo
ámbito.