Para
hablar de normalidad y anormalidad debemos saber primero qué es la salud
mental. Según la Organización Mundial de la Salud, O.M.S.(1946), se define
salud mental como: “estado de completo
bienestar mental, físico y social, y no meramente la ausencia de enfermedad o
dolencia”.
El
concepto de salud hay que entenderlo de manera amplia e integral, y además,
como el equilibrio entre el hombre y su medio ambiente, como una manera de
vivir que suponga el desarrollo de la potencialidad humana, que permita el goce
pleno y armonioso de sus facultades, para disfrutar de un bienestar individual
y para participar en el progreso común.
En
cualquier caso, la salud, y por tanto la salud mental, se contempla como un proceso dinámico, por el cual todas las
personas transitan en la vida, experimentando diferentes periodos en los que el
grado de salud varía dentro de ese proceso continuo salud – enfermedad.
La salud
mental es mucho más que la ausencia de trastorno mental. La salud mental es un
estado en el cual todos queremos estar. Cuando hablamos de felicidad,
tranquilidad, goce o satisfacción, casi siempre nos estamos refiriendo a la
salud mental.
La salud
mental también tiene que ver con la vida diaria de todos, se refiere a la
manera como cada uno de nosotros nos relacionamos con otros en el seno de la
familia, en la escuela, en el trabajo, en las actividades recreativas, en el
contacto diario con nuestros pares, y en general, con la comunidad.
Comprende
la manera en que cada uno armoniza sus deseos, anhelos, habilidades, ideales,
sentimientos y valores morales con los requerimientos para hacer frente a las
demandas de la vida.
No existe
una línea divisoria que separe con precisión a la persona mentalmente sana de
la que no lo está, debido a que existe toda una gama de grados en salud mental
y no hay una característica singular que pueda tomarse aisladamente como
evidencia de que se la posee.
Por otra
parte, tampoco la ausencia de uno de esos atributos puede admitirse como prueba
de “enfermedad” mental. Más aún nadie mantiene durante toda su vida las
condiciones de “buena” salud mental.
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