lunes, 10 de febrero de 2014

Influencia de la familia y la escuela en la depresión

La familia es el entorno más inmediato de cualquier niño, y en sus cuidados y atención se basa la posibilidad de supervivencia, la cual no sólo es física sino psicológica, ya que desde el nacimiento hasta los tres años, el niño desarrolla todos los elementos básicos con los que más tarde va a construir su vida futura, el lenguaje, los afectos, hábitos, motivaciones, etc.

El apego que la madre y el hijo establezcan mutuamente, constituye el vehículo de una adecuada integración social y personal – psicológica del niño. Los apegos inseguros se han relacionado con todo tipo de problemas de conducta y con depresión, así como su contraparte el apego seguro, es la meta ideal  de prevención de la aparición de depresión infantil. Del mismo modo la depresión materna aparece claramente definida como una de los factores de riesgo asociados a la aparición de depresión en un niño.

Cuando el niño crece también son indispensables para su normal desarrollo emocional las buenas relaciones con los padres. Los expertos claramente han señalado cómo las malas relaciones entre padres e hijos son la causa específica de muy diversos problemas infantiles, entre ello las depresión.

En relación con la familia, se ha estudiado que el lugar dentro del sistema fraternal que ocupa un niño lo hace más susceptible a desarrollar trastornos de tipo emocional, en especial los hermanos intermedios. Por lo que los padres han de prestar especial atención a la construcción de la autoestima adecuada y autoeficacia en el niño, así como incentivar la capacidad de afrontamiento y manejo adecuado de la frustración, a modo de prevención de la depresión en el niño.

En cuanto a la escuela, se sabe que la localización precoz de cualquier deficiencia de aprendizaje en un niño y su pronta solución para lograr una situación de progreso normal y aceptable, eliminado la posibilidad de trastornos afectivos que conlleven a la aparición de depresión en el alumno.

Muchos autores han relacionado la depresión infantil con el grado de rendimiento escolar, unas veces considerándolo como causa y otras como efecto de la depresión. De hecho un niño deprimido puede descender su ejecución en la escuela, pero también puede comenzar sus síntomas depresivos por un fracaso académico. De allí radica la importancia de una buena evaluación y seguimiento por parte del maestro para detectar estos cambios en el alumno.

A modo de conclusión, en la actualidad la existencia de la depresión infantil es un hecho comúnmente aceptado por la comunidad científica especializada, por lo que ha cobrado gran importancia su estudio y tratamiento. Algunos han llegado a denominar a la depresión como la enfermedad del siglo XXI.

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