El apego que la madre y el hijo
establezcan mutuamente, constituye el vehículo de una adecuada integración
social y personal – psicológica del niño. Los apegos inseguros se han
relacionado con todo tipo de problemas de conducta y con depresión, así como su
contraparte el apego seguro, es la meta ideal
de prevención de la aparición de depresión infantil. Del mismo modo la
depresión materna aparece claramente definida como una de los factores de
riesgo asociados a la aparición de depresión en un niño.
Cuando el niño crece también son
indispensables para su normal desarrollo emocional las buenas relaciones con
los padres. Los expertos claramente han señalado cómo las malas relaciones
entre padres e hijos son la causa específica de muy diversos problemas
infantiles, entre ello las depresión.
En relación con la familia, se ha
estudiado que el lugar dentro del sistema fraternal que ocupa un niño lo hace
más susceptible a desarrollar trastornos de tipo emocional, en especial los
hermanos intermedios. Por lo que los padres han de prestar especial atención a
la construcción de la autoestima adecuada y autoeficacia en el niño, así como
incentivar la capacidad de afrontamiento y manejo adecuado de la frustración, a
modo de prevención de la depresión en el niño.
En cuanto a la escuela, se sabe que
la localización precoz de cualquier deficiencia de aprendizaje en un niño y su pronta
solución para lograr una situación de progreso normal y aceptable, eliminado la
posibilidad de trastornos afectivos que conlleven a la aparición de depresión
en el alumno.
Muchos autores han relacionado la
depresión infantil con el grado de rendimiento escolar, unas veces
considerándolo como causa y otras como efecto de la depresión. De hecho un niño
deprimido puede descender su ejecución en la escuela, pero también puede
comenzar sus síntomas depresivos por un fracaso académico. De allí radica la importancia
de una buena evaluación y seguimiento por parte del maestro para detectar estos
cambios en el alumno.
A modo de conclusión, en la
actualidad la existencia de la depresión infantil es un hecho comúnmente
aceptado por la comunidad científica especializada, por lo que ha cobrado gran
importancia su estudio y tratamiento. Algunos han llegado a denominar a la
depresión como la enfermedad del siglo XXI.
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