Los niños no pueden articular un
concepto de su propio valor sino hasta
la edad de 8 años aproximadamente, pero con su comportamiento demuestran que
tienen un concepto en desarrollo. En los niños pequeños, la autoestima, la
opinión que una persona tiene de su propio valor, no se basa en una valoración
realista de las capacidades o de los rasgos de la personalidad. De hecho, los
niños entre 4 y 7 años suelen sobrevalorar sus habilidades. Por una parte, aún
no cuentan con las destrezas cognoscitivas y sociales para compararse con
precisión con respecto a otros niños; además, aunque lo pequeños pueden emitir
conceptos sobre su competencia en diferentes actividades, aún no pueden
clasificarlas según importancia y deben aceptar el criterio de los adultos
quienes son la primera fuente de retroalimentación, y son esas opiniones sobre
las cuales se basan los rudimentos iniciales de la autoestima.
Cuando la autoestima es alta, un
niño está motivado para lograr sus metas. No obstante, si la autoestima está
supeditada al éxito, los niños pueden ver el fracaso como una condena de su
valor y sentirse desamparados para hacerlo mejor.
¿Qué es la Autoestima?
La autoestima es el sentimiento
valorativo de nuestro ser, de nuestra manera de ser, de quienes somos nosotros,
del conjunto de rasgos corporales, mentales y espirituales que configuran nuestra
personalidad. Esta se aprende, cambia y la podemos mejorar.
Es a partir de los 5-6 años cuando
empezamos a formarnos un concepto de cómo nos ven nuestros mayores (padres,
maestros), compañeros, amigos, etcétera y las experiencias que vamos adquiriendo.
Según cómo se encuentre nuestra
autoestima, será la responsable de muchos fracasos y éxitos, ya que una
autoestima adecuada, vinculada a un concepto positivo de mí mismo, potenciará
la capacidad de las personas para desarrollar sus habilidades y aumentará el
nivel de seguridad personal, mientras que una autoestima baja enfocará a la
persona hacia la derrota y el fracaso.
Baja Autoestima
Todos tenemos en el interior
sentimientos no resueltos, aunque no siempre seamos conscientes de estos. Los
sentimientos ocultos de dolor suelen convertirse en enojo, y con el tiempo
volvemos el enojo contra nosotros mismos, dando así lugar a la depresión. Estos
sentimientos pueden asumir muchas formas: odiarnos a nosotros mismos, ataques
de ansiedad, repentinos cambios de humor, culpas, reacciones exageradas,
hipersensibilidad, encontrar el lado negativo en situaciones positivas o
sentirse impotentes y autodestructivos.
Cuando una persona no logra ser
autentica se le originan los mayores sufrimientos, tales como, enfermedades
psicológicas, la depresión, las neurosis y ciertos rasgos que pueden no llegar
a ser patológicos, pero crean una serie de insatisfacciones y situaciones de
dolor, como por ejemplo, timidez, vergüenza, temores, trastornos
psicosomáticos.
La autoestima es importante porque
es nuestra manera de percibirnos y valorarnos, como así también moldea nuestras
vidas. Una persona que no tiene confianza en sí misma, ni en sus propias
posibilidades, puede que sea por experiencias que así se lo han hecho sentir o
por mensajes de confirmación o descalificación que son trasmitidos por personas
importantes en la vida de ésta, que la alientan o la denigran.
Otra de las causas por las cuales
las personas llegan a desvalorizarse, es por la comparación con los demás,
destacando de éstos las virtudes en las que son superiores, por ejemplo:
sienten que no llegan a los rendimientos que otros alcanzan; creen que su
existencia no tiene una finalidad, un sentido y se sienten incapaces de
otorgárselo; sus seres significativos los descalifican y la existencia se
reduce a la de un ser casi sin ser. No llegan a comprender que todas las
personas son diferentes, únicas e irrepetibles, por lo que se consideran menos
que los demás.
La persona, va creciendo y formando
su personalidad dentro del ambiente familiar, que es el principal factor que
influye en la formación de la misma, ya que le incorpora a ésta, reglas y
costumbres que a veces suelen ser contraproducentes. Algunos de los aspectos ya
mencionados son incorporados, a la familia, por medio del "modelo"
que la sociedad nos presenta, y éste es asimilado por todos los grupos
sociales. Pero, la personalidad de cada uno, no sólo se forma a través de la
familia, sino también, con lo que ésta cree que los demás piensan de ella y con
lo que piensa de sí misma, al salir de este ambiente y relacionarse con
personas de otro grupo diferente.
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