Pero el duelo no es exclusivo de las personas que sufren la muerte de alguien cercano; podemos incluir aquí una enfermedad terminal, cambios de amigos, trabajo, casa, separación o divorcio, etc. Todo lo que involucra un cambio de estado donde existe la sensación de pérdida del estatus se podría definir como un duelo.
Como tal, un duelo provoca una serie de sentimientos, rabia, tristeza, envidia, frustración... Todos ellos son muchas veces condenados en nuestra sociedad. Por lo que resulta muy difícil sentirlos, enfrentarlos y superarlos. Superar un duelo no significa dejar atrás a la persona querida/situación perdida sino que significa aceptar en paz y armonía el nuevo estatus personal.
Elizabeth Kubler-Ross, psiquiatara y escritora suizo-estadounidense, famosa por sus trabajos en el área del duelo y otros más; señala que existen una serie de etapas para el enfrentamiento de una tragedia de tal magnitud que desestabiliza la psiquis, ellas son:
1. Negación: entendido como un mecanismo de defensa temporal, es como decir: ¡Esto no está pasando!, ¡No es cierto! o ¡Todo va a volver a ser como antes!
2. Ira: una vez que entendemos que la negación ya no puede continuar surgen sentimientos de rabia, ira, frustración, enojo, entre otras, muchas veces vemos a otros continuar la vida, y surgen el resentimiento y la envidia, proyectada en este sentido en otros.
3. Negociación: surge un sentimiento de esperanza en que todo puede revertirse o al menos retrasarse, es aferrarse a una idea para experimentar tranquilidad.

5. Aceptación: cuando la tristeza puede dar paso a la paz y comprensión, recordando la situación/el ser querido con mayor tranquilidad y equilibrio psicológico, aceptando el cambio y continuando con mayor objetividad hacia adelante.
Cada una de estas fases pueden ser o no sucesivas, así como no todas las personas que atraviesan un duelo las atraviesan, de ello depende de la naturaleza de la situación experimentada.
Si alguna persona cercana se encuentra en este proceso y ha tenido dificultades mayores en intensidad o tiempo a las esperadas (considerando que cada persona tiene un tiempo individual) es recomendable realizar una consulta con especialista, psicólogos o psiquiatras.