martes, 19 de agosto de 2014

Trastorno catatónico orgánico

Este cuadro presenta leves alteraciones en el área cognitiva, siendo lo más característico los síndromes catatoniformes (estupor, agitación, estereotipias). Las encefalitis y las intoxicaciones con monóxido de carbono son los factores etiológicos más frecuentes en este trastorno.

Alucinosis orgánica:

Trastorno cuya única sintomatología son las alucinaciones de todo tipo, auditivas, visuales, táctiles u olfatorias, y que son causadas por un factor orgánico específico. Las alucinaciones auditivas, son las más frecuentes y se presentan en el alcoholismo crónico. Las alucinaciones visuales pueden presentarse por lesiones cerebrales focales, tumores del nervio óptico y por abuso de alucinógenos (LSD). Las alucinaciones táctiles son menos frecuentes. Puede durar días, semanas o tener un curso crónico.

Síndrome amnésico

Es un trastorno exclusivo de las funciones de la memoria reciente y remota, con grado variable de severidad. No hay alteración del estado de conciencia, es decir no hay delirium ni deterioro intelectual, es decir demencia. Se caracteriza por una marcada incapacidad para aprender nueva información luego de unos minutos y de hechos comunes o corrientes sucedidos en el transcurso de días y semanas, producto de ello se da desorientación en el tiempo. La enfermedad puede ser transitoria, con recuperación total o parcial, o persistente e irreversible y aún de curso progresivo.


Las causas incluyen daños locales en el cerebro que comanda la memoria (lóbulo temporal), alcoholismo, meningitis, encefalitis, traumas cerebrales, infartos cerebrales, anoxia cerebral, etc. 

Delirium

Síndrome transitorio que tiene una duración de horas o días, cuyo síntoma fundamental es un estado de entorpecimiento de la conciencia, que se expresa en dificultad para identificar y reconocer el entorno, desorientación en el tiempo, lugar, persona, dificultad en fijar la atención, mantenerla o cambiarla voluntariamente, hay incapacidad de registro en la memoria reciente, por lo cual, pasado el síndrome, habrá una laguna amnésica de lo sucedido, total o parcial, según las fluctuaciones del trastorno.


La actividad motora puede ser de hiperactividad (inquietud, agitación), como sucede en el delirium tremens por abstinencia alcohólica o en la suspensión brusca del consumo de barbitúricos en un paciente dependiente; otras veces, es hipoactividad, con apatía y somnolencia que puede llegar al estupor. Dentro de sus causas se encuentra la inmadurez o senilidad del cerebro, por ello es más frecuente en niños y adultos después de los sesenta años. 

martes, 5 de agosto de 2014

Daño orgánico: DEMENCIA

Así el CIE – 10 distingue 12 entidades diagnósticas que incluyen el daño orgánico cerebral, algunas de ellas sólo se manifiestan en al adulto, revisaremos brevemente cada una de ellas.

1. Demencia: síndrome adquirido debido a enfermedad del cerebro; usualmente de naturaleza crónica o progresiva, aunque a veces, reversible. Existe un déficit más o menos global y de diverso grado de las funciones cognitivas, que son las que permiten el procesamiento de la información mental mediante la obtención, almacenamiento, organización y utilización del conocimiento intelectual.

Los síntomas fundamentales son:
- Pérdida global de la capacidad intelectual: pérdida del pensamiento abstracto, dificultades en la comprensión de palabras y reducción en el flujo de ideas.
- Deterioro de la memoria reciente
- Deterioro del juicio y pérdida del control de impulsos y emociones.
- Cambios en la personalidad: se acentúan algunos rasgos o se alteran los ya existentes. De activo y sociable a retraído y aislado; de meticuloso y ordenado a descuidado, etc.
- Dificultad en variar el foco de atención de un punto a otro: siendo difícil atender más de un estímulo a la vez, fracasando en la conversación con varias personas.

En la práctica se considera demencia cuando el trastorno comienza a los 18 ó más años, aunque teóricamente puede comenzar a cualquier edad por lesión de un cerebro previamente normal. A menor edad, debe diferenciarse del retardo mental. Rara vez comienza antes de los 40 años; es más frecuente a partir de los 60, y más aún, en la vejez.

La forma de comienzo puede ser brusca, a raíz de un paro cardíaco, de un traumatismo encéfalo craneal o una encefalitis. La OMS postula el criterio de que para hacer un diagnóstico clínico confiable de demencia, los síntomas y pérdidas anteriormente descritos deben tener por lo menos 6 meses de evolución.

Se pueden describir algunos tipos de demencia más comunes, los cuales son: 

a) Alzheimer: Es una demencia que lleva a un trastorno degenerativo de las distintas funciones mentales, cuyo inicio es en la edad presenil o senil y lleva a la muerte.

b) Demencia vascular: Se le llamaba arterioesclerosis. Para su diagnóstico es necesario evidenciar, por exámenes auxiliares de neuroimagen, un daño cerebro vascular, principalmente múltiples infartos cerebrales. El inicio es brusco y el deterioro desigual (recuperación de los episodios iniciales pero acumulación gradual de déficit neurológicos hasta llegar a la demencia) la conciencia de enfermedad y la capacidad de juicio y personalidad pueden estar relativamente conservadas.


c) Demencias debidas a otros trastornos médicos: Pueden comenzar en cualquier período de la vida, pero rara vez en la edad avanzada. Deberá, descartarse las demencias de Alzheimer y vascular así como la existencia de una depresión mayor. Está asociada temporalmente con el comienzo, exacerbación o remisión del trastorno médico del cual depende y cuya causa puede ser por alteraciones estructurales del cerebro, tales como Parkinson, tumores cerebrales, hidrocefalia; infecciones por virus, abuso de alcohol y drogas y traumatismos encéfalo craneanos.

Grupos en el daño orgánico:


a) Con predominio de síntomas básicos, en los cuales destacan las alteraciones de las funciones cognitivas (memoria, inteligencia, capacidad de aprendizaje) o sensoriales  (alteraciones de la conciencia y atención).


b) Con predominio de sintomatología accesoria, donde las dificultades anteriores son difíciles de comprobar o son mínimas, pero se destacan otros síntomas como las alteraciones de la percepción (alucinaciones), del humor y de las emociones (depresión, euforia ansiedad), o de los rasgos generales de la personalidad y formas del comportamiento.

Daño orgánico....

El CIE-10 considera como al Daño Orgánico como parte de los Trastornos Mentales Orgánicos (TMO), incluyendo  un amplio y complejo conjunto de desórdenes psicológicos y conductuales que se originan producto de una pérdida o anormalidad en el cerebro, sea en estructura o en función. Fueron llamados anteriormente síndromes orgánicos cerebrales.

Esta disfunción puede ser de dos tipos:
•          Primaria, en el caso de enfermedades, lesiones o daños que afectan el cerebro de un modo directo y selectivo.
•          Secundaria, cuando otras enfermedades sistémicas o alteraciones orgánicas determinan el mal funcionamiento cerebral. Los trastornos cerebrales secundarios al consumo de sustancias (incluyendo alcohol), pertenecen a este grupo.

Es posible distinguir ciertos síntomas que son característicos del daño orgánico, entre ellos encontramos:

a) Síntomas básicos o propios del trastorno:
- Alteraciones del estado de la conciencia: incapacidad para fijar la atención y desorientación en todas las esferas.
- Alteraciones cognoscitivas: compromiso de la memoria reciente, deterioro intelectual, disminución de la capacidad de enjuiciar y por ende de la comprensión.
- Alteraciones de la afectividad: pérdida del control afectivo, labilidad emocional.

b) Síntomas accesorios o facultativos (que pueden o no presentarse): se vinculan al funcionamiento de la personalidad antes de la enfermedad y a conflictos psicosociales por los que puede estar atravesando la persona. Pueden ser:

c) Compensatorios, como respuesta de adaptación a los síntomas primarios, tales como el aislamiento o el orden exagerado. De fallar este intento de adaptación pueden presentarse actitudes inadecuadas de dependencia, regresión, negación de la enfermedad, rechazo al tratamiento, etc.


d) Síntomas de tipo neurótico: ansiedad, depresión, fobias, obsesiones; 

Tipos de dispraxia:

A modo de resumen, podemos clasificar las dispraxias en tres grandes grupos, ellos son:

1.         De realización motriz: la cual se caracteriza por una falta de coordinación, sumado a lentitud, torpeza y dificultades para correr y saltar.

2.         Constructivas: es fundamentalmente una alteración espacial, por lo que da asociada a trastornos en la lateralidad (no existe definición de diestro o zurdo), lo que su expresa en dificultades en la realización de dibujos y figuras geométricas.

3.         Topoquinéticas: donde existe una falta de organización total o parcial del esquema corporal, asociándose a dificultades grafo constructivas, dificultades para señalar partes del cuerpo y nombrarlas.


Trastorno dispráxico

Praxia quiere decir acción o movimiento, sin embargo no es cualquier acción, ni un movimiento reflejo o aislado, las praxias son adquiridas y se constituyen en una secuencia de movimientos. Así se pueden definir como sistemas de movimientos que juntos entregan un resultado o una intención identificable.

Cuando no existe una exitosa resolución de estos movimientos coordinados se habla de dispraxia. No se le debe confundir con el término apraxia, que señala falta o ausencia de movimiento, por lo tanto se trata de un trastorno psicomotor, sin embargo no existe lesión a nivel neurológico.

De este modo las dispraxia del desarrollo constituyen una falla en la construcción de un acto intencionado. Estos niños son incapaces de concluir determinadas secuencias de gestos o los realizan de manera muy torpe, principalmente movimientos especializados, como por ejemplo abotonarse un delantal, acordonar sus zapatos, colocarse una chaqueta, cortar la comida, servir bebida, etc., el lenguaje no suele verse afectado, sin embargo por tratarse de debilidad motriz generalizada o particular de ciertas habilidades, si existe esta alteración en el área buco-linguo-facial puede haber trastornos en el lenguaje.

La dispraxia involucra un trastorno en la percepción del propio cuerpo (corporal) y de los espacios (temporo – espacial). Lo más frecuente es que la dificultad para realizar los movimientos se acompañe de déficit en la resolución de tareas cognoscitivas viso-espaciales. Para realizar el diagnóstico los movimientos finos o gruesos deben ser significativamente inferiores al nivel esperado a la etapa del desarrollo del menor y con su inteligencia. Las dificultades para la coordinación deben estar presentes desde el inicio del desarrollo, por ello no pueden constituir un déficit adquirido con posterioridad, a consecuencia, por ejemplo de una lesión cerebral producto de un accidente o enfermedad, asimismo no se debe a las consecuencias directas de alteraciones en la visión o audición.

El niño se presenta como torpe en general, es lento en aprender a correr, a saltar o subir escaleras, tienden a dejar caer cosas, tropezar y chocar con objetos, por lo que suele ser el blanco de las burlas de sus compañeros.


Como cualquier trastorno, la dispraxia constituye motivo de gran preocupación por parte de los padres, sin embargo su verdadera dimensión se da en el ámbito escolar, ya que su aprendizaje se ve interferido, en especial la escritura, el dibujo y todos los trabajos gráficos en general. 

Asperger...

El síndrome o trastorno de Asperger pertenece a los trastornos del desarrollo, se caracteriza por presentar dificultades en la relación social, con intereses limitados, conductas restringidas e inusuales.

El trastorno de asperger es similar al trastorno autista cuando el niño no presenta retraso mental, sus diferencias incluyen un alto grado de especialización en ciertos temas, de modo obsesivo en conjunto con una excelente memoria, del mismo modo son más empáticos y existe mayor intención de comunicación que en el caso del trastorno autista. Al igual que el resto de los trastornos del desarrollo, el trastorno de Asperger les resulta muy difícil dar un sentido utilitario a la gran cantidad de conocimientos que manejan, debido a que sólo desarrollan un pensamiento concreto  y lineal, a pesar de ello suelen utilizar palabras rebuscadas.

El DSM IV establece ciertos criterios útiles para realizar el diagnóstico del trastorno de Asperger, ellos son:

A. Existe una alteración cualitativa de la interacción social, expresada al menos por dos de las siguientes características:

1. importante alteración del uso de múltiples comportamientos no verbales como contacto ocular, expresión facial, posturas corporales y gestos reguladores de la interacción social.
2. incapacidad para desarrollar relaciones con compañeros apropiadas al nivel de desarrollo del menor.
3. ausencia de la tendencia espontánea a compartir intereses y objetivos con otras personas (p. ej., no mostrar, traer o enseñar a otras personas objetos de interés)
4. ausencia de reciprocidad social o emocional

B. Patrones de comportamiento, intereses y actividades restrictivos, repetitivos y estereotipados, manifestados al menos por una de las siguientes características:

1. preocupación absorbente por uno o más intereses estereotipados y restrictivos que son anormales, sea por su intensidad, sea por su objetivo.
2. adhesión aparentemente inflexible a rutinas o rituales específicos, no funcionales.
3. manierismos motores estereotipados y repetitivos (p. ej., sacudir o girar manos o dedos, o movimientos complejos de todo el cuerpo)
4. preocupación persistente por partes de objetos

C. El trastorno causa un deterioro clínicamente significativo de la actividad social, laboral y otras áreas importantes de la actividad del individuo.

D. No hay retraso general del lenguaje clínicamente significativo (p. ej., a los 2 años de edad utiliza palabras sencillas, a los 3 años de edad utiliza frases comunicativas).

E. No hay retraso clínicamente significativo del desarrollo cognoscitivo ni del desarrollo de habilidades de autoayuda propias de la edad, comportamiento adaptativo (distinto de la interacción social) y curiosidad acerca del ambiente durante la infancia.

 * en mi opinión personal, estos trastornos deben evaluarse y considerarse dentro de la amplia gama de pátologías del desarrollo, así como ser diagnosticado por un profesional competente, abordando la cualidad más que la cantidad de síntomas.