lunes, 3 de mayo de 2010

“Depresión”

Aspectos conductuales de la depresión:

Lo central y lo característico de la depresión es una marcada disminución del nivel general de funcionamiento; la persona deprimida evita las actividades que alguna vez fueron parte de las vida, renunciando a actividades tanto placenteras como rutinarias.

Existe una condición llamada “desesperanza aprendida” que muchos pacientes depresivos experimentan, esta desesperanza surge de no tener el control sobre los eventos traumáticos o ambientes dolorosos; sin embargo por sí sólo no produce la disfuncionalidad típica de los pacientes deprimidos. Ahí entran en juego las variables cognitivas.

En algún momento del análisis clínico con pacientes deprimidos nos encontramos con que de alguna forma, estas personas han tomado la decisión de que la pasividad y el retraimiento son LA solución a todos sus problemas, o al menos es la menos mala de todas. Por ello resulta necesario el análisis de los procesos cognitivos que llevan a la depresión.

Para identificar las cogniciones que median en este trastorno, es útil llevar a cabo un análisis secuencial de antecedentes y consecuencias ambientales y de este modo de sus reacciones emocionales y conductas interpersonales relacionadas. Es frecuente que cuando un psicólogo le pida ejemplos de su sufrimiento, el paciente seleccione respuestas y situaciones que demuestren lo sombrío de su vida, pudiendo observarse el modo exagerado de reaccionar ante situaciones ambientales que connotan pérdida o rechazo.

Aspectos cognitivos de la depresión:

Intuitivamente las personas que rodean al paciente deprimido, intentan llevarlo hacia la actividad, sin embargo como veíamos esta intervención está destinada al fracaso.

Cuando les preguntamos a los pacientes el por qué de su “inercia” nos encontramos con cuatro posibles respuestas, resumidas en una visión negativa del futuro, una visión negativa del mundo, una visión negativa de sí mismo y el deseo de evitar cualquier tipo de esfuerzo.

1. Visión negativa del futuro: las expectativas generales del paciente son pesimistas y negativas, observan su día a día lleno de dificultades, obligaciones y sufrimiento, anticipándose al fracaso.

2. Visión negativa del mundo: se revela acá una visión negativa de la realidad externa, con afirmaciones de rechazo, pérdida y menosprecio, atribuyéndose además el ser merecedores de todo esto.

3. Visión negativa de sí mismo: se encuentra estrechamente relacionada con la severidad de la depresión. Esta visión aparece rápidamente en el interrogatorio clínico. El paciente se siente rechazado, incomprendido y despreciado por otros, existiendo una cadena de juicios y expectativas que revelan esta visión negativa.

4. Deseos de evitar los esfuerzos: evitar el esfuerzo inútil es quizás la forma más común de evitar actividades, además de justificar su inercia. A menudo sienten que han perdido el control de obtener refuerzos positivos y de evitar consecuencias castigadoras. Las visiones de los problemas como intensamente abrumadores y las verbalizaciones como “es inútil tratar” nos revelan este punto.

Aspectos del desarrollo de la persona deprimida:

Es común encontrar que antes o durante la adolescencia las personas hayan experimentado la muerte de un progenitor. Sin embargo, esto no basta para comprender el fenómeno de la depresión en sí, para ello necesitamos conocer el trasfondo familiar de dónde ocurre la pérdida.

En general los antecedentes familiares indican una gran importancia al éxito, brillantez y a la competencia, así como el esfuerzo contra las dificultades. Por otro lado, la habilidad para establecer intimidad en las relaciones interpersonales, en especial con los cuidadores, es un factor protector contra la depresión.

Resumiendo: la pérdida de uno de los padres, la percepción de aislamiento afectivo y la preocupación por un padre enfermo agónico, se constituyen en experiencias centrales en las cogniciones de sí mismo y del mundo en el paciente deprimido, siendo el tema central del esquema emocional las experiencias de soledad. Cuando surge la desesperanza aprendida el sujeto deja de esforzarse y aparece una organización cognitiva típica.

Fuente: Guidano, V. (1983) “Cognitive processes and emocional dissorders” New York, The Guilford press.