viernes, 22 de mayo de 2009

RELAJACIÓN PARA NIÑOS


Es posible realizar diferentes ejercicios para que niños de diferentes edades practiquen la relajación cuando lo necesiten, si se animan, los adultos también pueden hacerlo:

Uno de los problemas con los que debemos lidiar es la timidez de los niños, ya que frecuentemente les da risa y encuentran vergonzoso el procedimiento, lo mejor que podemos hacer es decirle que a pesar de lo “chistoso” que pueda verse, es parte del procedimiento y que debemos continuar.

Luego le explicamos que cuando se sienta alterado, nervioso o tenso, los músculos del cuerpo se colocan tensos y rígidos, le decimos que sin conoce esos músculos puede aprender a relajarlos y ello le ayudará a manejar de mejor forma algunos de sus sentimientos que se consideran como “negativos”.

La primera instrucción es poner los músculos tensos, los brazos, las piernas, la cara, los puños de las manos, etc, y luego soltarlos, a fin de relajar el cuerpo. Así el niño conoce la diferencia entre rígido y relajado. Es importante señalar con ejemplos de la vida cotidiana, cuáles son las situaciones en que los niños suelen ponerse tensos o nerviosos, como al inicio de una prueba en su colegio, cuando deben conocer a gente nueva, cuando van al doctor o al dentista, cuando está enojado y desea golpear a alguien, etc.

Finalmente es muy importante que se le aliente a practicar esta forma de relajación varias veces al día, en diferentes situaciones, no solamente cuando se enfrenta al “problema”, así adquiere la destreza necesaria para hacerlo cuando surja la tensión.

sábado, 16 de mayo de 2009

“DONNIE OBTIENE SU PRIMER ROJO”

La maestra felicitaba a sus alumnos, uno por uno los llamaba para entregar sus notas, Ciencias era una asignatura nada de fácil, así lo sabía Donnie, quien muy nervioso esperaba ser llamado; “siempre he tenido buenas notas” se decía a sí mismo, “mi papá me ayudó a estudiar, no me puede haber ido mal”, se repetía. Cuando por fin le profesora dice su nombre, el corazón le latía tan fuerte que pensaba que todos lo iban a escuchar, “seguro es un siete”, se dijo, sin embargo cuando su maestra hace entrega de su prueba, Donnie no podía creer lo que veía, “me gustaría conversar con tus padres, Donnie, estoy preocupada por que has bajado tus notas”, el niño con la boca abierta sólo miraba su nota, un 2,6, su primer rojo. “Ve a buscar tu libreta”, le dice la profesora. “Esto no es un castigo, es para ayudarte”, añade. Donnie no sabe qué decir y sólo va a su mochila a buscar su libreta de comunicaciones.

Como de costumbre la mamá recoge a los niños a la salida de clases, Donnie es uno de los últimos en salir, casi arrastra su mochila por el suelo y su mirada sólo se dirige a sus zapatos. Luna y su madre se miran sorprendidas, Donnie siempre corre para subir al auto y ocupar el asiento delantero. Cuando por fin sube, la madre le pregunta qué sucedió en el colegio, pero Donnie sólo responde con un “nada”, ella no insiste, esperará llegar a la casa. Luna conversa alegremente acerca de su día de clases, “me he sacado un siete en arte” y muestra su dibujo, la madre orgullosa la felicita. Donnie comienza a sentirse cada vez peor, “no sólo he obtenido la nota más baja del curso, también he defraudado a mi mamá”, “qué va a decir mi papá…” pensaba cabizbajo. Ya en la casa, y una vez que han almorzado la madre decide retrasar su trabajo por unos minutos más, siente que algo ha sucedido con su hijo. Se sienta junto a él y le dice que no importa lo que haya ocurrido, ella y su papá siempre lo van a apoyar y ayudar a solucionar sus problemas, Donnie muestra su comunicación, la madre se sorprende ya que no sabía que Donnie había bajado sus notas, “hoy me saqué un rojo”, le dice con temor. Ella le cuenta que lo importante es aprender de las equivocaciones y que juntos van a revisar la prueba para saber qué estuvo mal. Donnie le dice, “soy un tonto, no sé estudiar”, la mamá muy seria y firme le responde que eso no es cierto, nadie le cree y menos él debería pensar de esa manera, luego con voz más tierna y en tono comprensivo, añade que juntos van a elaborar un plan de estudio con las materias más difíciles, “el papá nos va a ayudar a hacer un horario y te puede enseñar cómo estudiar de una manera distinta”, Donnie se alegra, ya que si su método no funcionaba, había que probar otro, la mamá se despide luego de encargarle una tarea, buscar una hoja de block grande, lápices de colores, regla, en fin, todo lo necesario para que por la tarde cuando estuviesen todos planearan un nuevo horario.

Desde el inicio de la etapa escolar, los niños necesitan aprender el hábito de estudio, es recomendable establecer horarios de estudio o tareas y de descanso o juegos. Cuando el menor es pequeño prima el tiempo de ocio, ello le permite fomentar su imaginación, descubrir y crear cosas por medio de la principal actividades: el juego. A medida que va creciendo debe ir aumentando el tiempo de estudio. Es importante además enseñarles estrategias que favorezcan el aprendizaje, como la elaboración de tarjetas, dibujos y posteriormente resúmenes o mapas conceptuales, que el propio menor debe fabricar. Sin embargo debemos estar atentos a sus logros y al cumplimiento de lo propuesto, por ello es indispensable la presencia de los padres, quienes a pesar de la jornada de trabajo diario, deben dedicar tiempo al estudio en conjunto, los pequeños aprecian la preocupación y el apoyo, además es una buena opción para liberarlos del estrés al que están sometidos por rendir exitosamente. No olvidar nunca que un desarrollo armónico también requiere de la diversión, padres e hijos deben dedicar tiempo semanal, sólo para jugar.